Los propios ganaderos, partidarios de que se conozcan los culpables del "afeitado"

Buena parte de los ganaderos de reses bravas no entienden por qué la Dirección General de la Seguridad del Estado oculta los nombres de los que han sido multados por afeitar o permitir que se afeiten sus reses. Uno de aquéllos manifestaba a EL PAIS: «En este asunto la autoridad obra ingenuamente y quizá un poco a la ligera. Porque, efectivamente, la sanción económica no representa prácticamente nada, mientras que la publicidad del fraude les quitaría a muchos las ganas de ejercer esta especie de competencia desleal.»

En efecto, pasar por el afeitado es una forma como otra cualquiera de ...

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Buena parte de los ganaderos de reses bravas no entienden por qué la Dirección General de la Seguridad del Estado oculta los nombres de los que han sido multados por afeitar o permitir que se afeiten sus reses. Uno de aquéllos manifestaba a EL PAIS: «En este asunto la autoridad obra ingenuamente y quizá un poco a la ligera. Porque, efectivamente, la sanción económica no representa prácticamente nada, mientras que la publicidad del fraude les quitaría a muchos las ganas de ejercer esta especie de competencia desleal.»

En efecto, pasar por el afeitado es una forma como otra cualquiera de vender con mayor facilidad los toros, en perjuicio de los demás ganaderos que se niegan en redondo a colaborar en el fraude. Algunos apenas encontrarían salida a sus productos si no fuera porque dan toda clase de facilidades para el manipulado de las astas, mientras que la mayor parte del resto, que crían reses de gran calidad, pasan mil apuros cada temporada para colocar sus corridas. Los hay que, aburridos de luchar contra la picaresca taurina, han acabado por desprenderse de la ganadería.En los silencios de la DGSE hay también una cuestión de fondo que sería necesario aclarar. Según el reglamento vigente, la primera sanción por afeitado es de 50.000 pesetas, la segunda de 100.000,y la tercera, de inhabilitación por un año. Se supone que algunos ganaderos llevan mucho tiempo ofreciendo al mercado del fraude todos sus ejemplares, de forma que no tres, sino incluso más veces, han debido de ser sorprendidos y multados por la autoridad. Sin embargo, no se sabe de ningún ganadero que últimamente haya sido inhabilitado por este motivo.

El reglamento también prevé sanciones para los toreros o las empresas cuando el fraude se cometa por orden suya. Lo curioso es que, siendo este el caso habitual (porque absolutamente ningún ganadero afeita a sus reses por capricho), ninguno, que sepamos, ha sido sancionado con las multas o prohibición de actuar durante seis meses, previstas en el mencionadoreglamento para estas infracciones.

Hay además dos cuestiones cuando la autoridad comprueba que un toro de lidia ha sido afeitado: el propio fraude, más la responsabilidad inherente a haber falseado la certificación exigida para la organización de cada festejo, según la cual el ganadero hace constar que las reses no tienen las astas manipuladas.

En el mundo taurino, a todos los niveles -por supuesto, público incluido-, el afeitado se considera como una de las más graves corruptelas que afectan al espectáculo. Y como a la autoridad (y sólo a ella) compete la vigilancia y sanción de éste, como de los demás pormenores de la fiesta, una de sus responsabilidades es dar a conocer los resultados de su intervención. Si se ha multado a ganaderos, toreros o empresas por afeitar toros, es necesario que se dé a conocer quiénes son. Plazas, fechas, ganaderos, diestros que lidiaron los toros manipulados y aclaración sobre si reincidieron, son datos imprescincibles que debe conocer la opinión pública a la mayor brevedad.

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