LA LIDIA

Toros viejos y difíciles de Victorino en Valdemorillo

El fuerte viento y el frío que se levantó pusieron muy difíciles las cosas a los dos espadas. Para colmo, los toros de Victorino Martín con el hierro de El Tomillar presentaron enormes dificultades. Toros con trapío, viejos, todos lucían el cinco en la paletilla, desarrollaron sentido y además se distraían continuamente, desparramando la vista. Así, con este material, no hubo posibilidad para el lucimiento.Con el primero, un toro distraído que apenas andaba, Frascuelo estuvo aseado con el capote. Luego con la muleta logró algún muletazo estimable con la zurda, y se adornó calentando los fríos ...

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El fuerte viento y el frío que se levantó pusieron muy difíciles las cosas a los dos espadas. Para colmo, los toros de Victorino Martín con el hierro de El Tomillar presentaron enormes dificultades. Toros con trapío, viejos, todos lucían el cinco en la paletilla, desarrollaron sentido y además se distraían continuamente, desparramando la vista. Así, con este material, no hubo posibilidad para el lucimiento.Con el primero, un toro distraído que apenas andaba, Frascuelo estuvo aseado con el capote. Luego con la muleta logró algún muletazo estimable con la zurda, y se adornó calentando los fríos y abarrotados tendidos. Con su segundo, otro toraco viejo, que además no tenía un pase, Frascuelo se equivocó al banderillear, pues las continuas carreras y la laboriosa preparación del par acabaron con las pocas embestidas de la res. Así se le quedó corto y en un derrote volteó peligrosamente al torero, que salió milagrosamente ileso de la cogida.

Plaza de Valdemorillo

Corrida de feria. Un toro de Bernardino Piris: de gran trapío y con sentido. El rejoneador Manuel Vega, dos avisos y silencio. Cuatro toros con el hierro de El Tomillar, de Adolfo y Victorino Martín: cinqueños, serios, moruchones, difíciles. Frascuelo: oreja y silencio. Sánchez Puerto: palmas y silencio. La plaza registró un lleno a rebosar.

Lo más torero de la tarde lo hizo Sánchez Puerto, al recibir por verónicas a su primero. Fueron unos lances templados con las manos muy bajas, ejecutados con gusto y calidad. El toro, que fue el más boyante, tuvo poca fuerza, y esto deslució la labor del espada manchego. No obstante, sacó muletazos muy toreros, sobre todo a dos manos. El último de la tarde apenas andaba y cuando lo hacía buscaba con peligro los tobillos del diestro.

Abrió la corrida el rejoneador Manuel Vega; joven e inexperto, le vinieron anchos los problemas de la res. El toro de Bernardino Piris, viejo, con el gran sentido que desarrolla la edad, tuvo verdadero peligro. Varias veces le alcanzó las cabalgaduras al rejoneador. En un derrote desmontó al inexperto jinete e hirió al caballo. Fueron unos momentos angustiosos por la furia con la cual el toro corneaba al caballo. Afortunadamente, las astas, reglamentariamente afeitadas, impidieron esta vez una carnicería.

La primera corrida de toros celebrada en la plaza de toros de Valdemorillo, a pesar de no haber sido un éxito artístico, ha supuesto un gran éxito de público y taquilla. La plaza se encontraba absoluta y totalmente abarrotada. Muchos espectadores tuvieron que ser acomodados en el callejón. Las casas y pequeños montículos de los alrededores estaban absolutamente plagados de espectadores deseosos de presenciar la corrida desde el original, tendido de los sastres.

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