Crítica:ZARZUELA

Reposición de "La calesera"

Desde el año de su estreno, 1925, La calesera se mantiene en el repertorio lírico como muestra característica de la inspiración popular y el refinado hacer del granadino Francisco Alonso. Algunos números -como la «gavota» o el «pasacalle»- lograron tal difusión que, posiblemente, serán mañana «música popular». Otros, apoyados en el repertorio tonadillero, parecen seguir las huellas de un Barbieri, en tanto un tercer componente (dúo, romanza de Rafael) apunta a la zarzuela operistizada. Lo cierto es que el conjunto se inscribe dentro de la buena tradición zarzuelística y que Alonso -aquí...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Desde el año de su estreno, 1925, La calesera se mantiene en el repertorio lírico como muestra característica de la inspiración popular y el refinado hacer del granadino Francisco Alonso. Algunos números -como la «gavota» o el «pasacalle»- lograron tal difusión que, posiblemente, serán mañana «música popular». Otros, apoyados en el repertorio tonadillero, parecen seguir las huellas de un Barbieri, en tanto un tercer componente (dúo, romanza de Rafael) apunta a la zarzuela operistizada. Lo cierto es que el conjunto se inscribe dentro de la buena tradición zarzuelística y que Alonso -aquí como en tantas otras zarzuelas y revistas- derrochó un garbo que quizá, en la representación actual, dirigida por Pérez Puig y Moreno Buendía no se alcanza. Es una cuestión de matices, ya que el propósito del «regista» no pretendió renovar nada y, en líneas generales, el nivel interpretativo es del todo aceptable gracias al buen estilo de Josefina Meneses, el atractivo de Ascensión González, la nobleza de acentos de Martín Grijalba y el arte teatral, eficacísimo, de la Font y los Castejón.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En