RELIGION

El Vaticano condena un texto de teólogos americanos sobre sexualidad

El volumen La sexualidad humana. Nuevas directivas en el pensamiento católico americano acaba de ser solemnemente condenado por el ex Santo Oficio, actual Congregación para la Doctrina de la Fe. El libro reviste una importancia particular porque fue publicado, en 1977, nada menos que por los teólogos católicos americanos, concretamente por la Catholic Theological Society of America. Quizá por eso también la condena del libro ha sido de relieve: la ha publicado en primera página L'Osservatore Romano, órgano oficioso de la Santa Sede. Se trata de un documento muy largo de los expertos del ex San...

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El volumen La sexualidad humana. Nuevas directivas en el pensamiento católico americano acaba de ser solemnemente condenado por el ex Santo Oficio, actual Congregación para la Doctrina de la Fe. El libro reviste una importancia particular porque fue publicado, en 1977, nada menos que por los teólogos católicos americanos, concretamente por la Catholic Theological Society of America. Quizá por eso también la condena del libro ha sido de relieve: la ha publicado en primera página L'Osservatore Romano, órgano oficioso de la Santa Sede. Se trata de un documento muy largo de los expertos del ex Santo Oficio y de una carta de presentación del prefecto de la Congregación, el cardenal Franjo Seper.

En esta carta, el cardenal Seper agradece a la comisión doctrinal de la Conferencia Episcopal Americana el que se hubiese ya adelantado a condenar algunos errores del libro. Ahora, el mazazo es completo, y no dejará de despertar vivas reacciones entre los teólogos de Estados Unidos.Roma, con este documento, pone en guardia a los teólogos americanos, pidiéndoles que reconsideren rigurosamente las posiciones que han defendido en el libro y que analicen la grave responsabilidad que pesa sobre sus conciencias debido a «las conclusiones erróneas y el impacto potencialmente dañoso de sus ideas».

El nudo de la cuestión está, sobre todo, en la definición que los teólogos católicos americanos dan en este libro sobre la sexualidad. La consideran más bien como un diálogo en las relaciones entre hombre y mujer: una sexualidad, afirman que «ensancha el significado de la sexualidad más allá de la estrecha concepción genital o procreativa», y que debe ser considerada «como una fuerza que abraza, influencia y condiciona cualquier acto de la persona humana en cualquier momento de su vida».

Según el documento vaticano, no es cierto, como afirman los teólogos americanos, que el Concilio haya rechazado la jerarquía tradicional de los fines primarios y secundarios del matrimonio, porque esto hubiese significado minimizar la virtud de la castidad, Según el documento del ex Santo Oficio, sigue vigente la doctrina tradicional de la Iglesia católica, según la cual el fin primero de la sexualidad humana es la «procreación». Por eso, a la afirmación de los teólogos de Estados Unidos «la sexualidad significa crecimiento creativo hacia la integración», el documento responde: «Este cambio de los fines y, consiguientemente, de los criterios dela moralidad en la sexualidad humana modifica todas las conclusiónes tradicionales sobre el comportamiento sexual y, cambiando la terminología común, impide hasta la posibilidad de un fecundo debate teológico.»

Fuente de confusión

El documento pontificio critica también el hecho de que el libro La sexualidad humana, cuando desaprueba algunas formas de conducta sexual, como la promiscuidad, el cambio de las mujeres entre casados, la bestialidad, etcétera, no lo hacen porque estos actos se oponen a la naturaleza de la sexualidad humana, sino más bien, o solo, debido a la «ausencia de integración humana». Según el prefecto de la Congregación, el libro ha sido condenado porque «es fuente de confusión entre el pueblo de Dios» y porque los autores del libro, de la comisión católica de teólogos de América, «demuestran un relativismo que no admite ningún valor absoluto».Los primeros comentarios de la prensa italiana señalan que el gran relieve que el Vaticano ha querido dar a esta condena, en vísperas del Sínodo de los obispos holandeses, demuestra claramente que también el papa Wojtyla, como ya Pablo VI en materia de sexualidad, no piensa transigir ni dar un paso más allá de la doctrina tradicional de antes del Concilio.

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