Crítica:LOS CONCIERTOS DEL REAL

Bello Portu dirige Rossini y Gorriti

Felipe Gorriti es una de las figuras más destacadas de la música navarra en el romanticismo tardío. Maestro de capilla y organista, contribuyó a formar una larga serie de compositores gracias a su trabajo en la escuela musical de Tolosa. Bastaría recordar los nombres de Busca de Sagastizábal, MMocoroa, Tellería, Echeverría o Furundarena para medir la importancia pedagógica de Gorriti, discípulo de Eslava y autor de páginas corales de transparente textura y refinado sentimiento expresivo dentro de una línea intimista.Tres motetes, escritos entre 1867 y 1889, nos trajeron la inhabitual presencia...

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Felipe Gorriti es una de las figuras más destacadas de la música navarra en el romanticismo tardío. Maestro de capilla y organista, contribuyó a formar una larga serie de compositores gracias a su trabajo en la escuela musical de Tolosa. Bastaría recordar los nombres de Busca de Sagastizábal, MMocoroa, Tellería, Echeverría o Furundarena para medir la importancia pedagógica de Gorriti, discípulo de Eslava y autor de páginas corales de transparente textura y refinado sentimiento expresivo dentro de una línea intimista.Tres motetes, escritos entre 1867 y 1889, nos trajeron la inhabitual presencia de un creador que, como otros de su escuela, sirven de puente entre nuestro gran pasado y la técnica de la escuela moderna.

Ciclo de Cámara y Polifonía

Coro Nacional de España. Director: Javier Bello Portu. Solistas: P. Pérez Iñigo, E. Marcote, M. Cid y G. Poblador. Pianistas: F Corostela y R. R. Gavilanes. Organista: J. Taberna. Obras de Gorriti y Rossini. Teatro Real, 27 de noviembre

De la titulada Pequeña misa solemne, de Rossini, para coro a cuatro partes, con acompañamiento de dos pianos y órgano (o armonio), no hay sino recordar que se trata de una gran página, producto del genio del compositor de Pésaro en los años finales de su existencia. Estrenada en París cuatro años antes de la muerte de Rossini, la misa es un modelo de originalidad, tanto en la forma original como en la versión orquestada «a la antigua -como dice el autor- antes de que alguien se sienta tentado a orquestarla a la moderna».

La unidad de «pensiero» y la variedad de formas y expresiones, unido a la originalidad tímbrica que proporciona la alianza de los dos pianos y el órgano, nos dan una página verdaderamente singular en su género, de emoción continuada, de suprema bondad conceptual y formal.

Paloma Pérez Iñigo, Evelia Marcote, Manuel Cid y Gregorio Poblador tuvieron a su cargo las partes solistas, desempeñadas con sobria propiedad de estilo que no excluye, de ningún modo, la más honda efusividad. Con ellos, los pianistas Corostola y Gavilanes y el organista Luis Taberna dieron cima a una versión bellamente cantada por el Coro Nacional que dirige Lola Rodríguez Aragón.

La responsabilidad y la misión de bien interpretar cayó sobre el director invitado, Javier Bello Portu, músico de elevada competencia, amplia formación y sensibilidad a flor de piel.

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