La Escuela de Arte Dramático inicia una nueva etapa

Entrevista con su director, Ricardo Domenech

Han comenzado ya a funcionar algunas clases de la Escuela de Arte Dramático, en la que unas obras de acondicionamiento han impedido hasta ahora la apertura de este curso que, según su actual director, Ricardo Domenech, inicia una nueva etapa en la vida de la Escuela. En su última reunión, el claustro decidió expresar públicamente su protesta por la desatención del Ministerio de Educación al acometer la realización de estas obras precisamente al inicio del año escolar, cuando estaban solicitadas desde hace dos años y todo el verano la Escuela ha permanecido vacía. Con Ricardo Domenech, director...

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Han comenzado ya a funcionar algunas clases de la Escuela de Arte Dramático, en la que unas obras de acondicionamiento han impedido hasta ahora la apertura de este curso que, según su actual director, Ricardo Domenech, inicia una nueva etapa en la vida de la Escuela. En su última reunión, el claustro decidió expresar públicamente su protesta por la desatención del Ministerio de Educación al acometer la realización de estas obras precisamente al inicio del año escolar, cuando estaban solicitadas desde hace dos años y todo el verano la Escuela ha permanecido vacía. Con Ricardo Domenech, director del centro durante los dos últimos años, hablamos de la actual situación de la Escuela, los cambios que se han realizado bajo su dirección y las expectativas futuras.

«En estos últimos dos años, la Escuela ha cubierto una etapa; se ha hecho un trabajo de expansión y ha salido por fin del ostracismo en el que se encontraba con respecto al mundo profesional», declara Ricardo Domenech. «Al mismo tiempo, se ha desarrollado una labor pedagógica muy intensa que afecta a los planes de estudio y al equipo de profesores.»El laboratorio de actores y el taller del tercer curso, son los proyectos que en este último período se han puesto en marcha. Por el laboratorio que, según el señor Domenech, ha sido muy bien acogido por los profesionales, han pasado 350 actores y actrices en los diferentes cursos monográficos de danza, esgrima, interpretación, etcétera. Analía Gadé, Charo Soriano, Juan Margallo y Pepe Martí han sido algunos de los asistentes. Dependiente, no del Ministerio de Educación como la Escuela, sino de la Dirección General de Teatro, el laboratorio de actores sufre actualmente algunos problemas de financiación.

El taller consiste en un exhaustivo trabajo de investigación sobre un estilo teatral determinado que abarca todo el curso de Tercero, final de la especialidad de interpretación, y en el que colaboran todos los profesores de la Escuela. Este trabajo culmina con el montaje de una obra dentro del estilo elegido. Hasta ahora han sido dos piezas muy clásicas: Medora, de Lope de Rueda y La fiera, el rayo y la piedra, de Calderón. «Más que el éxito de la representación interesa el proceso previo de investigación», señala el señor Domenech. «Pero, sin duda, estos montajes son una muestra muy estimulante de los que se viene haciendo en la Escuela.»

La reforma del plan de estudios de acuerdo con las nuevas tendencias y estilos del arte dramático, es otro de los cambios favorables que se ha conseguido. «Debido a la complejidad de los mecanismos burocráticos este plan no ha sido todavía aprobado ni publicado en el Boletín Oficial del Estado. No obstante, el Ministerio de Educación nos autorizó a enriquecer el plan antiguo y, de hecho, hemos trabajado sobre el moderno, que integra tres asignaturas fundamentales para la formación del actor -interpretación, expresión corporal y ortofonía-, se completa con varias de tipo técnico -esgrima o acrobacia dramática- y otras humanísticas -historia del teatro, por ejemplo-. El conjunto de asignaturas se articula con cierta unidad y viene a ser el ciclo habitual que se imparte en las escuelas de arte dramático europeas.»

Ascensores, goteras y profesores

La Escuela consta actualmente de dos secciones: Arte Dramático, con doscientos alumnos, y Danza -española y clásica-, con unas ochocientas niñas. La falta de espacio todavía no es grave, pero hay otros problemas técnicos que dificultan el desarrollo de las clases y son muestra de la situación marginal de la Escuela con respecto a la Administración. Hace más de un año los ascensores están estropeados, y para llegar a las aulas, en la cuarta planta del Palacio de la Opera, con unos techos altísimos, alumnos y profesores deben hacer una auténtica proeza gimnástica. Además, están las goteras que inundan los despachos cuando llueve un poco. Las obras que están ahora a punto de finalizar son sólo de pintura de las paredes.En cuanto al profesorado, las condiciones de la Escuela son bastante satisfactorias. Ya con el director anterior, Fernando Pérez Sierra, se incorporaron nuevos profesores y hoy, tras sucesivas ampliaciones, se cuenta con un buen cuadro de profesores en el que figuran especialistas tan cualificados como José Estruch, Laygthon, Pilar Francés, Angel Gutiérrez, Antonio Malonda, Juan Antonio Hormigón o Marta Schinca.

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