Campaña para el referéndum vasco

El fantasma de la abstención vuela sobre Euskadi

Los últimos días de campaña por el referéndum, las últimas horas, han tenido un mismo denominador común entre las fuerzas que defienden el sí al Estatuto: el fantasma de la abstención vuela de nuevo sobre Euskadi. Y todas las miradas, desde UCD hasta Euskadiko Ezkerra, con su presumible potencial de ETA político-militar detrás, estaban puestos cada día en los datos revisados que maneja en su despacho el director de la Consejería del Interior del CGV, Juan Epalza: un 60% de participación.Todas las fuerzas lo consideran suficiente. Poco, pero suficiente. Y todas las fuerzas, se han puesto en lo ...

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Los últimos días de campaña por el referéndum, las últimas horas, han tenido un mismo denominador común entre las fuerzas que defienden el sí al Estatuto: el fantasma de la abstención vuela de nuevo sobre Euskadi. Y todas las miradas, desde UCD hasta Euskadiko Ezkerra, con su presumible potencial de ETA político-militar detrás, estaban puestos cada día en los datos revisados que maneja en su despacho el director de la Consejería del Interior del CGV, Juan Epalza: un 60% de participación.Todas las fuerzas lo consideran suficiente. Poco, pero suficiente. Y todas las fuerzas, se han puesto en lo peor. Que la participación sea substancialmente menor, para lo cual ya han lanzado sus consignas: no hay que dramatizar, dicen. Ahí mismo están los resultados de la Constitución. Y además, como señala Juan Antonio Maturana (diputado, PSOE), Euskadi tiene más que probada su capacidad de aguante.

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No hay que dramatizar, entreotras cosas, coinciden Bandrés y Onaindía (EE), Carlos Garaikoetxea (PNV), Lertxundi (PCE), Maturana (PSOE) y en general las fuerzas del sí, porque la batalla por la paz, señalan, comienza en realidad el día 26, cuando se constituya el Gobierno vasco provisional (que no va a presidir Leizaola, como se dijo en alguna ocasión, sino Garaikoetxea) y comiencen las elecciones para el Parlamento vasco. «En Madrid», continúan en sus tesis, «se ve el Estatuto como el final de toda una política autonómica. Aquí es al revés. Aquí es el principio.»

Tienen incluso previstos tres factores correctivos a los resultados abstenciones, previsiblemente abultados. El censo inflado en un 7%, la abstención técnica (que sitúan por encima del 30%) y la fuerza coercitiva de Herri Batasuna. «Nadie puede saber si debajo de una urna puede haber un kilo de goma-2», señala Bandrés.

En San Sebastián, en Guipúzcoa en general, y mejor en Euskadi, no se han producido golpes importantes de ETA militar. La tranquilidad ciudadana, con pocas excepciones, ha sido la tónica en los últimos días de campaña. Hasta tal punto, que la otra parte de la izquierda abertzale, por boca de Bandrés, ha expuesto la teoría de que HB quiera hacer creer a todo el mundo que ha pasado, de ser la fuerza amenazante, a la fuerza amenazada. Eso lo decía Bandrés, y asentía Onaindía, después de la manifestación de EE en Pamplona, el pasado sábado, que intentaron romper grupos de Herri Batasuna.

Hechos como éste y la postura diferente del PNV los traduce Maturana (PSOE) en que el nacionalismo vasco está roto en tres pedazos irreconciliables. De hecho, Onaindía, antiguo militante de ETA (p-m) y hombre de gran influencia moral en la organización, calificaba la creación de la asamblea nacional vasca de HB contra-parlamento, como la zuzen plaza (plaza de toros). Onaindía está seguro de que ETA militar seguirá con la lucha armada, porque es la única forma que tiene de sostener la coalición Herri Batasuna, afirma. En cambio, señala, ETA (p-m) se convertirá en el garante del Estatuto, para vigilar su estricto cumplimiento, con una fuerza disuasoria detrás, que es su gran potencial militar.

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Todos se han situado enfrente de Herri Batasuna y son bastantes los que han vaticinado su desintegración tras el Estatuto. «Tendrán que presentarse al Parlamento y eso les debilitará», señalaban. Garaikoetxea, más cauto, decía el domingo:

«¿Desintegración de HB? Eso es política ficción.» Euskadiko Ezkerra aspira a convertirse en diez años en la tercera fuerza de Euskadi, después del PNNI y del PSOE. Difícil lo tiene.

El PSOE, en cambio, se quejaba de que la campaña había tenido que ser neutra por fuerza, «para sacar adelante el Estatuto», señalaba Maturana. «Pero eso se acabará el día 26. Entonces empezaremos a decir las cosas, entre otras cosas, por qué hemos tenido que soportar a la fuerza que se prime al nacionalismo, sin que los partidos de izquierda de verdad puedan defender sus auténticas posiciones. »

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