La Junta Militar salvadoreña decreta el estado de sitio

La Junta de Gobierno salvadoreña, que derrocó el lunes al general Carlos Humberto Romero, decretó ayer el estado de sitio por treinta días y disolvió el Congreso y la Corte Suprema de Justicia. Al tiempo, del interior del país llegaban noticias de que grupos guerrilleros ocuparon varias localidades salvadoreñas y emisoras de radio, desde las que proclamaron la insurrección popular. Aunque la nueva junta militar ha hecho llamamientos a los grupos extremistas para que depongan las armas y las posiciones que ocupan, se baraja la posibilidad de que el decreto de estado de sitio pueda dar paso a un...

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La Junta de Gobierno salvadoreña, que derrocó el lunes al general Carlos Humberto Romero, decretó ayer el estado de sitio por treinta días y disolvió el Congreso y la Corte Suprema de Justicia. Al tiempo, del interior del país llegaban noticias de que grupos guerrilleros ocuparon varias localidades salvadoreñas y emisoras de radio, desde las que proclamaron la insurrección popular. Aunque la nueva junta militar ha hecho llamamientos a los grupos extremistas para que depongan las armas y las posiciones que ocupan, se baraja la posibilidad de que el decreto de estado de sitio pueda dar paso a una operación de limpieza contra. los guerrilleros.

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Por el momento, las nuevas autoridades salvadoreñas han disuelto la organización parapolicial de extrema derecha Orden, y han emitido un comunicado en el que diseñan los proyectos políticos del nuevo régimen, que promete elecciones democráticas en un plazo razonable y prevé la instalación de civiles en el poder.Las localidades de Mexicanos, Cuscatangingo, Ciudad Delgado y otras del interior de El Salvador fueron ocupadas ayer por guerrilleros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y de las Ligas Populares Veintiocho de Febrero, horas después de que una sublevación militar derrocase al presidente Carlos Humberto Romero, informa la agencia Efe.

Los guerrilleros se apoderaron de algunas emisoras, a través de las que piden a todos los partidos políticos y a las fuerzas que se opusieron al anterior régimen que se integren en «un Gobierno de democracia popular».

Hasta ahora, los jóvenes militares que derrocaron al general Romero no han reaccionado ante esta actitud de los guerrilleros.

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En un comunicado emitido ayer, el ERP señala que se han tomado con las armas en la mano varias ciudades y pueblos del interior del país, en los que se instalarán gobiernos municipales populares «para garantizar que el poder quede en manos del pueblo».

El depuesto presidente salvadoreño, Carlos Humberto Romero, aún se encontraba ayer en la capital de Guatemala, y el Departamento de Estado no confirma que se halle en Miami.

Un portavoz del departamento se limitó a decir que la situación en la República de El Salvador es de «calma», y que se ha establecido una junta militar de dos oficiales.

De momento, el Departamento de Estado, en Washington, mantiene la misma actitud sobre el paradero del ex presidente salvadoreño que cuando Somoza se disponía este verano a emprender viaje desde Nicaragua.

Por otra parte, se informó ayer mismo, además del general Romero, abandonaron El Salvador, con dirección a Guatemala y a otros países no especificados, el ministro de Defensa, general Federico Castillo Yanes; el director de la Guardia Nacional, coronel Antonio Corleto; el director de la Policía Nacional, coronel Antonio López; el director de la Policía de Hacienda, coronel Oscar René Serrano, y el jefe de la Policía Política, coronel Roberto Santibáñez, entre otros colaboradores del general Romero.

Por su parte, la Unión Soviética acogió ayer con satisfacción el golpe de Estado en El Salvador, aunque espera una definición de la política que seguirá el nuevo Gobierno. La agencia oficial Tass atacó enérgicamente al «derrocado dictador Romero», que había impuesto en el país «un sangriento terror».

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