Yepes, Alonso y la Orquesta de RTVE

Con destino a la producción de RTVE, se celebró en el Real un concierto del género prom, esto es, con programa archipopular en el que Bocherini y Rodrigo estaban acompañados de algunos «clásicos» de la zarzuela. Los sinfónicos radiotelevisivos, bajo la dirección de Odón Alonso, tocaron muy bien La música nocturna de Madrid y el Concierto de Aranjuez, del que, una vez más, fue cumplido solista Narciso Yepes. Compañía lógica y grata para el músico valenciano (y si pudiera opinar, supongo que para el compositor de Lucca), esta del quintettino descriptivo y el ...

Con destino a la producción de RTVE, se celebró en el Real un concierto del género prom, esto es, con programa archipopular en el que Bocherini y Rodrigo estaban acompañados de algunos «clásicos» de la zarzuela. Los sinfónicos radiotelevisivos, bajo la dirección de Odón Alonso, tocaron muy bien La música nocturna de Madrid y el Concierto de Aranjuez, del que, una vez más, fue cumplido solista Narciso Yepes. Compañía lógica y grata para el músico valenciano (y si pudiera opinar, supongo que para el compositor de Lucca), esta del quintettino descriptivo y el concierto de Joaquín Rodrigo. Debió sentirse feliz el hispanizado Bocherini con el hallazgo de la ritirata de Madrid, pues, además de en esta obra, la explotó en otros tres quintetos: uno con dos violas, otro con piano y un tercero con dos guitarras. Del Aranjuez, ¿qué decir? Rara vez se habrá dado un best seller comparable en la música concertística. Y como estos pentagramas han acompañado la carrera de Yepes y han sido tantas veces dirigidos por Alonso, la versión fluyó clara, perfecta y garbosa. Tanto como la serenata bocheriniana, en la conocida transcripción que multiplica la cuerda e introduce una caja real allí donde en el quinteto original está imitada.El filocasticismo del italiano y el neocasticismo del español se prolongó en el casticismo puro de Jiménez, Chapí y Bretón, para terminar con dos autores vascos: Guridi y su popularista Caserío (en línea con el vasquismo de Ramuntxo, de Pierné) y José María Usandizaga y su brillante y cosmopolita verismo de Las golondrinas. El público respondió con entusiasmo y obtuvo, en compensación, el más célebre encore español: La boda de Luis Alonso. Al margen del servicio a la televisión, pienso en la utilidad de programas así llevados a los barrios en una deseable campaña de captación de nuevos públicos. El director Alonso hizo breves comentarios antes de la interpretación de las obras.