Raimon: "En la creación artística, prima lo personal sobre lo colectivo"

Raimon, uno de los grandes mitos de la cançó catalana, estuvo el pasado fin de semana en Madrid, después de varios años, para participar en la fiesta del PCE. Es un nuevo Raimon, más personal (o personalista), cuyo trabajo ha debido sufrir un replanteamiento radical. realizó con él la siguiente entrevista.

En un hipotético y poco deseable hit parade de los cantantes prohibidos, el lugar de Raimon se encontraría asegurado por espesas capas de cemento emocional. Raimon, su presencia, sus canciones y su entorno, hacían temblar de combatividad las maltrechas esperanzas de los antifr...

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Raimon, uno de los grandes mitos de la cançó catalana, estuvo el pasado fin de semana en Madrid, después de varios años, para participar en la fiesta del PCE. Es un nuevo Raimon, más personal (o personalista), cuyo trabajo ha debido sufrir un replanteamiento radical. realizó con él la siguiente entrevista.

En un hipotético y poco deseable hit parade de los cantantes prohibidos, el lugar de Raimon se encontraría asegurado por espesas capas de cemento emocional. Raimon, su presencia, sus canciones y su entorno, hacían temblar de combatividad las maltrechas esperanzas de los antifranquistas de todo el Estado, mientras su aparición catalano-parlante en el festival del Mediterráneo procuraba serios sobresaltos a quienes todavía pensaban que eso de no hablar en cristiano era subversivo. Pero de eso hace ya tiempo, Franco murió y tenemos democracia. ¿Qué pasa ahora con Raimon?«Bueno, desde 1978 he estado prácticamente sin cantar durante todo un año. Comenzaba a sentir síntomas de mecanización y me bajé del escenario para leer, escuchar a otros, escribir canciones, pensar ... en fin, para ver lo que pasaba.»

Durante mucho tiempo Raimon fue el espejo cóncavo que reflejaba la frustración colectiva de los años negros y organizaba sus gritos.

«Yo nunca he visto la cuestión de la producción artística como algo colectivo, y pienso que el papel del individuo es muy importante. La canción la he tomado siempre como una necesidad de expresión propia, y si esto coincide con los demás, perfecto; si no coincide, pues qué le vamos a hacer. No creo que a un régimen político distinto correspondan canciones distintas o pinturas distintas, creo que los fantasmas personales de cada cual tienen mucho más peso que el factor externo, mientras este factor no se interiorice. Tal vez el cambio de situación influya en las posibilidades técnicas de proyectar a plazo, pero no en la canción en sí.»

Y, sin embargo, los fantasmas colectivos están dentro de nosotros, aunque por ellos haya pasado el tiempo.

«En todo caso, yo intento que su peso no sea determinante; no voy a renunciar a cuanto hice en el pasado, que lo volvería a hacer, pero tampoco voy a sucumbir a ello. No voy, por ejemplo, a revivir la censura y la autocensura que nos imponíamos y que daba como resultado un lenguaje algo hermético. Sin embargo, sí recuerdo que ese lenguaje era entendido por todos, porque existía una comunidad de lenguaje provocado por la comunidad de vivencias. Y de allí surgieron muchas cosas interesantes. Aunque también mucho camelo a través de aquellas palabras clave. »

Pero en aquella época, hace tiempo, las canciones reflejaban esas vivencias comunes, unas vivencias que ahora son recuerdo.

«Yo no sé exactamente cuáles son las vivencias a las que habría que referirse ahora. Yo, desde el principio, canto lo que he visto que es auténtico. Aquello con lo que mi cuerpo se mueve y, en definitiva, lo que me hace vibrar, aunque todo ello suene un poco romántico. Aun así, siempre quedan ecos, y yo pretendo dar mi voz propia y personal a través de un trabajo serio y riguroso.»

En todo casolas expectativas del público han cambiado e incluso, con el Paso del tiempo, ese mismo público es diferente.

«Yo creo que aquí, hay un paréntesis que deforma la visión de las cosas y que va del 20 de noviembre de 1975 al 15 de junio de 1977. En ese momento hay una movilización en la calle y da la impresión de que los cantantes populares tienen un gran público. Pero nunca ha sido así. Antes era una minoría más o menos numerosa y combativa y ahora, es una minoría tal vez mayor, pero nunca algo tumultuoso. Nunca hemos tenido un público grande. Ahora, eso sí, el público ha cambiado, y si antes iba por razones políticas, culturales catalanas y minoritariamente estéticas, a partir de 1970 hay ya un rejuvenecimiento de un público que ya puede tener esa identificación sentimental con unas vivencias determinadas. Y ese público digo yo que vendrá porque le gusta lo que haces.»

Antes, en aquella época, los cantantes como Raimon eran los animadores de la lucha antiautoritaria. Hoy, los cantantes tal vez tengan otra función.

«Mis pautas de conducta ahora son las mismas, mi ética personal, mi núcleo personal. Yo, antes de hacer algo en lo que no creo, y aunque la sociedad entera estuviera pidiéndolo, optaría incluso por el silencio. Sin engañarme a mí mismo para no engañar a la gente. Aparte de ello, el panorama es muy confuso e incluso la izquierda carece de un programa cultural y existe un cierto miedo a la palabra, tal vez porque la palabra siempre parezca subversiva. Lo más importante ahora es un papel que el cantante no puede cubrir y que es el organizador. El organizador a todos los niveles de la cultura de un pueblo, de tal forma que esa cultura no sólo se genere sino que llegue.»

«Yo, ahora, quisiera romper los vacíos de información que hay. Que muchas veces se habla del Raimon como un nombre, no como un hombre.

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