El Gobierno francés prepara una nueva ley sobre el aborto

La llamada «ley Veil» que liberalizó el aborto en Francia en 1974 por un período experimental de cinco años, caduca dentro de algunas semanas. El próximo día 3 de octubre, el Gobierno francés adoptará un nuevo proyecto que inmediatamente será sometido a la aprobación del Parlamento y que, se estima en París, será similar al que defendió la entonces ministra de la Salud, Simone Veil.Debates múltiples, un coloquio organizado en la Unesco por el movimiento feminista Choisir, que dirige la abogada Gisele Halimi, una manifestación en París el día 6 de octubre, «al margen de los partidos políticos y...

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La llamada «ley Veil» que liberalizó el aborto en Francia en 1974 por un período experimental de cinco años, caduca dentro de algunas semanas. El próximo día 3 de octubre, el Gobierno francés adoptará un nuevo proyecto que inmediatamente será sometido a la aprobación del Parlamento y que, se estima en París, será similar al que defendió la entonces ministra de la Salud, Simone Veil.Debates múltiples, un coloquio organizado en la Unesco por el movimiento feminista Choisir, que dirige la abogada Gisele Halimi, una manifestación en París el día 6 de octubre, «al margen de los partidos políticos y de los diversos movimientos feministas», declaraciones de las centrales sindicales y de los partidos políticos: desde que ayer se supo que el Gobierno ya tiene a punto el nuevo proyecto de ley sobre el aborto, todas las fuerzas abortistas o antiabortistas francesas han desencadenado sus planes cara al debate, que ya no cejará hasta que el Parlamento se pronuncie sobre el proyecto de ley que ha preparado el ejecutivo.

Francia instauró el aborto en 1974. La actual presidenta del Parlamento Europeo, Simone Veil, fue la encargada por el presidente de la República, Valery Giscard d'Estaing, de defender un texto que escandalizó a los detractores del aborto y dejó insatisfechos a los abortistas.

Según esta ley, que legalizó la interrupción del embarazo, las francesas pueden abortar si su embarazo no sobrepasa diez semanas, las menores de edad deben contar con la autoridad paterna, las extranjeras sin carta de residencia no pueden beneficiarse de la ley antedicha y el costo de la operación (en un hospital o en una clínica privada autorizada) no es financiado por la Seguridad Social. Todas estas restricciones son denunciadas por los partidos de izquierdas y por los movimientos feministas, que, por otro lado, piden garantías que subsanen los fallos prácticos de una ley recortada por los prejuicios y por la voluntad dudosa de muchos médicos.

Por el contrario, los tradicionalistas (representan menos del 40% de los franceses) desearían suprimir la libertad de abortar. Su argumento primero no es religioso, sino demográfico, a pesar de que las estadísticas prueban que el aborto y la libre contracepción no influyen en la disminución creciente de la natalidad. La Iglesia en Francia, tras la condena vigorosa emitida por Juan Pablo II en diciembre del año pasado, se pronunció también negativamente, «porque el aborto es un acto mortal», pero matizó al considerar que no en todos los casos «sería una falta grave».

Los comunistas y socialistas (en 1974 fue aprobada la ley Veil gracias a sus votos), cada uno por su lado, han preparado un nuevo texto más liberal que la ley vigente.

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