Desconcertante silencio

«Pese a la evidente gravedad de los sucesos que se iniciaron el pasado sábado en San Sebastián y que mantienen, desde entonces, un ambiente de peligrosa tensión en el País Vasco, todavía no se ha publicado en la tarde del lunes -cuando escribimos- una nota o explicación, de los hechos respaldada por la autoridad del gobernador civil de Guipúzcoa; y tampoco, por supuesto, existe comunicado alguno del Ministerio del Interior sobre los mismos.El silencio de las autoridades gubernativas responsables, a quienes han censurado públicamente el alcalde de San Sebastián y el presidente del Consejo Gener...

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«Pese a la evidente gravedad de los sucesos que se iniciaron el pasado sábado en San Sebastián y que mantienen, desde entonces, un ambiente de peligrosa tensión en el País Vasco, todavía no se ha publicado en la tarde del lunes -cuando escribimos- una nota o explicación, de los hechos respaldada por la autoridad del gobernador civil de Guipúzcoa; y tampoco, por supuesto, existe comunicado alguno del Ministerio del Interior sobre los mismos.El silencio de las autoridades gubernativas responsables, a quienes han censurado públicamente el alcalde de San Sebastián y el presidente del Consejo General Vasco, es desconcertante. No creemos que deba entenderse como admisión de un comportamiento imprudente y mucho menos culpable, pero no faltarán interpretaciones que traduzcan este silencio del modo más perjudicial para la actitud del gobernador civil de Guipúzcoa y para la política del Gobierno.

Por decepcionante que resulte, en este aspecto, el considerable avance de la política de las autonomías y el acuerdo sobre el Estatuto, no han disminuido en forma apreciable la tensión conflictiva en la que se mantiene el orden público en el País Vasco desde, hace mucho tiempo.( ... )

En muchas más ocasiones de las deseables, al comentar sucesos análogos, nos hemos referido a la necesidad de una definición y de una afirmación claras de la autoridad gobernante en el ámbito de estas provincias; incluyendo, por supuesto, una pragmática limitación de funciones. Ahora ante la proximidad de un Gobierno autonómico, con la consiguiente organización distinta de competencias en el orden público, seguramente ya no merece la pena insistir en ello.

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Sólo queda -y quizá así se explique la aparente inactividad del Gobierno- esperar el cumplimiento de las cosas. Y sólo nos resta, a los ciudadanos respetuosos de la Ley y de las fuerzas encargadas de ayudar a su «cumplimiento, deplorar tanta violencia, tanta muerte; y desear una pronta y verdadera pacificación en el País Vasco.»

, 4 de septiembre

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