La "cumbre" de Viena

El secretario general del PCUS, un hombre enfermo en el apogeo de su poder

Carter va a encontrarse en Viena con un hombre enfermo. Los soviéticos lo han aceptado a media voz al insistir en que la cumbre se celebrara en Europa y no en Estados Unidos, como aconsejaban las costumbres diplomáticas. La enfermedad del secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética no es un asunto de especulación para los observadores, sino un tema de conversación para el ciudadano medio, impresionado por las apariciones del señor Brejnev en televisión.Su paso vacilante, sus torpes gestos, su elocución difícil, casi incomprensible, provocan preguntas en el más inadver...

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Carter va a encontrarse en Viena con un hombre enfermo. Los soviéticos lo han aceptado a media voz al insistir en que la cumbre se celebrara en Europa y no en Estados Unidos, como aconsejaban las costumbres diplomáticas. La enfermedad del secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética no es un asunto de especulación para los observadores, sino un tema de conversación para el ciudadano medio, impresionado por las apariciones del señor Brejnev en televisión.Su paso vacilante, sus torpes gestos, su elocución difícil, casi incomprensible, provocan preguntas en el más inadvertido espectador. Su estado de salud ha conocido altibajos. Muy debilitado con ocasión de la visita a Moscú del presidente francés, el número uno soviético parecía más despierto con el mariscal Tito, dos semanas después. Durante su viaje a Budapest ha querido demostrar su vitalidad, y, lejos de preparar su encuentro con el señor Carter en un lugar de reposo en Crimea, ha continuado manteniendo sus actividades normales. Estaba en juego su credibilidad.

¿Qué interés distinto del protocolario podría atribuirse a entrevistas en la cumbre si uno de los dos interlocutores está incapacitado físicamente para mantener auténticas conversaciones (como ha sucedido ya varias veces al señor Brejnev?) Los soviéticos no son insensibles al deterioro que una demostración semejante, en presencia de la prensa internacional, podría causar a la imagen de su país.

Un hombre enfermo, pero en el apogeo de su poder en la jerarquía del partido y del Estado: así aparece Brejnev. Sus más recientes interlocutores extranjeros se han asombrado por el hecho de que, a pesar de sus dificultades y, sin duda, de sus sufrimientos físicos, sigue siendo el patrón. Es él, cuando puede, quien dirige efectivamente las delegaciones soviéticas en los encuentros internacionales. Sus iguales del Buró Político se dirigen todavía a él con un respeto teñido de veneración, buscando siempre su aprobación cuando toman la palabra.

"No vivirá mucho tiempo", según Bukowski

El disidente soviético Wladimir Bukowski afirma que el jefe del Estado y del partido de la URSS, Leónidas Brejnev, padece un cáncer de laringe, informó UPI.«Leónidas Brejnev no vivirá mucho tiempo más», declaró Bukowski al diario sensacionalista alemán Bild en Arlington (Virginia), donde reside desde 1976.

Interrogado sobre la fuente de su revelación, que resume Bild en un gran titular a toda plana en su número de ayer, el disidente asegura: «Tengo todavía muchos amigos en Moscú.»

Según el escritor soviético, canjeado en 1976 por el dirigente comunista chileno Luis Corvalán, Brejnev se mantiene aún con vida gracias a los cuidados médicos.

En su opinión, la prolongación de la vida del primer dirigente soviético es una consecuencia de la lucha por el poder entablada en el Kremlin y aún no resuelta.

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