La guerra civil se generaliza en Nicaragua

El Frente Sandinista de Nicaragua prosiguió ayer su avance en la mayor parte del territorio nicaragüense, en un clima de insurrección popular progresiva, según sus propios comunicados. Anastasio Somoza, en declaraciones a EL PAÍS, no descartaba una ofensiva guerrillera en regla contra la capital, Managua, donde ayer las autoridades ordenaron un cierre de todos los colegios durante los próximos ocho días. Entre tanto, el control guerrillero de las ciudades ocupadas parece haberse consolidado en las últimas horas, mientras que son insistentes las especulaciones sobre el abandono del país por par...

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El Frente Sandinista de Nicaragua prosiguió ayer su avance en la mayor parte del territorio nicaragüense, en un clima de insurrección popular progresiva, según sus propios comunicados. Anastasio Somoza, en declaraciones a EL PAÍS, no descartaba una ofensiva guerrillera en regla contra la capital, Managua, donde ayer las autoridades ordenaron un cierre de todos los colegios durante los próximos ocho días. Entre tanto, el control guerrillero de las ciudades ocupadas parece haberse consolidado en las últimas horas, mientras que son insistentes las especulaciones sobre el abandono del país por parte de personas vinculadas al somocismo.

«El fin de semana», es la frase que más se escucha estos últimos días en Managua. Es como una consigna mágica, que recoge y resume el cúmulo de rumores sobre las próximas acciones del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). La radio macuto del lugar asegura, en efecto, que durante el día de ayer y el de hoy se han de producir acontecimientos importantes, decisivos, casi, para el desenlace de la actual ofensiva que enfrenta a los guerrilleros sandinistas y a la Guardia Nacional.«No descartamos», confió el jueves por la noche a EL PAÍS el presidente Anastasio Somoza, «que los sandinistas intenten atacar las secciones de policía o alguno de los cuarteles de Managua.»

En otros puntos del país, los enfrentamientos armados han crecido en número e intensidad. León, la segunda ciudad del país, sigue siendo el punto donde el control de los guerrilleros del FSLN sí es mayor. En la conversación a que aludíamos antes, Somoza reconoció que sería preciso «un gran esfuerzo» para «retornar» el control de la ciudad.

Los guerrilleros aislaron a la Guardia Nacional en su cuartel, situado en el centro de la ciudad, mientras dos aviones realizaban continuas pasadas sobre los puntos donde los guerrilleros se habían hecho fuertes. El bombardeo fue largo e intenso. Muchos habitantes de la ciudad (situada a poco más de treinta kilómetros de Managua) expresaban sus temores de que la acción de los aviones produjera muertes y destrucción entre la población civil.

Hay constancia de enfrentamientos en otros puntos de Nicaragua. La ciudad de Ocotal, en el Norte, cerca de la frontera de Honduras, parece controlada por el FSLN. Refriegas más o menos importantes se han producido en las últimas horas en Chinandega, Jinotega, Chichigalpa, Granada, El Viejo y Rivas. La Guardia Nacional, que nunca da noticias sobre sus propias bajas, ha asegurado que el FSLN ha perdido 94 hombres en las últimas horas. Los sandinistas, a través de su emisora clandestina Radio Sandino, aseguran haber matado cerca de doscientos guardias nacionales en diversos ataques y emboscadas.

Esa misma emisora confirmó la captura, en la ciudad de Masaya, de un diputado somocista, llamado Juan F. Serna, conocido terrateniente de la zona. En poder del FSLN continúa igualmente el coronel René Castañeda, agregado militar de Guatemala en Nicaragua, que fue capturado en las proximidades de León cuando, por carretera,«viajaba desde su país a Managua. El coronel Castañeda está acusado por los sandinistas de ser uno de los principales jefes de las fuerzas del Condeca (Centro de Defensa Centroamericano).

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Mientras tanto, los más visibles efectos de la implantación del estado de sitio son la disminución de las refriegas y emboscadas en Managua y una levísima recuperación en la actividad laboral, prácticamente detenida desde el lunes por la huelga general inspirada por el FSLN. Es preciso reconocer, no obstante, que el 70 % de las industrias, comercios y oficinas continúa cerrado, y que el transporte público es mínimo. En las últimas horas se han producido algunas quemas de autobuses y taxis.

Preguntado el presidente Somoza si el estado de sitio no suponía un reconocimiento de la debilidad de su Gobierno y de la imposibilidad de mantener un control efectivo en el país por medios normales, respondió: «La decisión correspondía a las necesidades del Gobierno de Nicaragua de defenderse de la "invasión" en el Sur procedente de Costa Rica y que el estado de sitio, "bien administrado", protegía a los ciudadanos.

Quien sí ha sufrido en propia carne los efectos del estado de sitio es, como era de prever, el diario La Prensa, de abierta oposición al Gobierno de Anastasio Somoza. Los responsables del periódico fueron advertidos de que deberían someter sus originales a censura previa. Ante esta circunstancia, el periódico ha optado por desaparecer de la circulación.

En otra parte de la conversación, en la que el presidente apareció más tenso, más pesimista y menos locuaz que durante la larga entrevista mantenida el lunes, Somoza señaló que había previsto un amplio plan de apertura política para los últimos días del mes de mayo, pero que las circunstancias le habían impedido poner en marcha dicho plan, que incluía una reorganización total del Gabinete.

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