En Jerusalén se espera con pesimismo la llegada del presidente de Estados Unidos

Unas horas antes de la llegada del presidente Jimmy Carter a Jerusalén, los medios políticos israelíes se muestran pesimistas. Aunque el primer ministro Menahem Begin dijo ayer que «esta semana fue buena para Israel» y que espera que «la próxima lo sea para Israel y todos Los pueblos libres», aquí se hace hincapié en lo dicho en El Cairo por los dirigentes egipcios, que refleja un endurecimiento de la posición del presidente Sadat.Entre las declaraciones egipcias que más inquietan en Israel figuran las del primer ministro, Mustafa Jalil, en el sentido de que su país exige « modificaciones seri...

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Unas horas antes de la llegada del presidente Jimmy Carter a Jerusalén, los medios políticos israelíes se muestran pesimistas. Aunque el primer ministro Menahem Begin dijo ayer que «esta semana fue buena para Israel» y que espera que «la próxima lo sea para Israel y todos Los pueblos libres», aquí se hace hincapié en lo dicho en El Cairo por los dirigentes egipcios, que refleja un endurecimiento de la posición del presidente Sadat.Entre las declaraciones egipcias que más inquietan en Israel figuran las del primer ministro, Mustafa Jalil, en el sentido de que su país exige « modificaciones serias» en las propuestas norteamericanas, y las del ministro de Asuntos Exteriores, Bhutros Ghali, quien anticipó que Egipto «no permanecerá indiferente en caso de un conflicto armado entre Israel y un país árabe».

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Lo mismo ha ocurrido con la advertencia del propio Sadat («si las negociaciones fracasan, no se podrá acusar a Egipto de haber querido o provocado ese fracaso»), que en Jerusalén se ha considerado como un intento de preparar a la opinión pública egipcia e internacional para esa posibilidad.

Las «palomas» israelíes se preguntan, pues, si las «enmiendas» hechas por los egipcios no sobrepasarán en realidad lo que el Gobierno y el pueblo de Israel puede digerir. A su vez, los «halcones», que de todas formas votaron en contra de las propuestas norteamericanas, tanto en el seno del Gabinete como en la Comisión de Asuntos Exteriores y de Defensa del Parlamento, reiteran que toda nueva concesión de Begin constituiría una «traición suicida».

Hace unas horas, el escritor Moshe Shamir, diputado del partido de Begin (Likud), anunció que lo abandonará, «en compañía de por lo menos otros cuatro» colegas, si «la seudopaz que tratan de vendernos los norteamericanos es aprobada por la Knesseth (Parlamento)».

En el interior del Partido Laborista se observan también vacilaciones y descontentos parecidos, y se espera que muchos de sus representantes no voten enfavor del tratado. Ayer, después de haber recordado que con Jordania no hay tratado de paz y existe, sin embargo, un estado de paz desde hace mucho tiempo, el residente del Partido Laborista ex ministro de Defensa, Shimon eres, manifestó lo siguiente: Con Egipto quizá hagamos un tratado, pero se puede dudar de que vaya a conseguirse una situación de paz.»

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De esta manera, la «coalición» contra «la paz en la salsa de Carter» agrupa a la extrema derecha nacionalista, a una parte de los laboristas y a, numerosos religiosos. Hasta los comunistas se han nido a esta alianza contra natura. El secretario del PC israelí, Meir Vilner, ha hecho publicar en la mayor parte de los diarios del país una proclama publicitaria en el que asegura que «la visita de Carter supone un día negro para la paz ».

En medio de todo esto, la voz el movimiento La Paz Ahora Llena muy débil. La organización ha convocado una manifestación para que mañana se levante «una pirámide de paz» en Jerusalén.

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