Juan Pablo II inaugurará la III Conferencia Episcopal Latinoamericana de Puebla

Juan Pablo II irá a México el 27 de enero para inaugurar la Tercera Conferencia Episcopal de América Latina. La noticia la comunicó ayer el obispo auxiliar de Bogotá, monseñor López Trujillo, secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), tras una audiencia privada con el Papa. El viaje no ha sido confirmado por la secretaría de prensa del Vaticano, pero se espera que sea el propio Pontifice quien personalmente lo haga público próximamente.

Juan Pablo II inaugurará la Conferencia en la ciudad de México en la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe y después irá a ...

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Juan Pablo II irá a México el 27 de enero para inaugurar la Tercera Conferencia Episcopal de América Latina. La noticia la comunicó ayer el obispo auxiliar de Bogotá, monseñor López Trujillo, secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), tras una audiencia privada con el Papa. El viaje no ha sido confirmado por la secretaría de prensa del Vaticano, pero se espera que sea el propio Pontifice quien personalmente lo haga público próximamente.

Juan Pablo II inaugurará la Conferencia en la ciudad de México en la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe y después irá a Puebla para asistir a la reunión de obispos y sacerdotes. Se calcula que a esta Conferencia asistirán más de 3.000 miembros de la iglesia de América Latina. El Papa permanecerá en México durante tres días.Se trata del primer viaje del papa Juan Pablo II fuera de Italia. La noticia ha causado impresión porque México no posee relaciones diplomáticas con la Santa Sede. Se podría decir que es la primera vez que un Papa va al extranjero sin poder ser recibido como jefe de Estado. Pero al mismo tiempo México es una nación tradicionalmente católica y los obispos le han asegurado al Papa un recibimiento apoteósico.

Pablo VI antes de morir renunció a este viaje, lo mismo hizo Juan Pablo II, a quien los obispos más progresistas de América La tina le habían pedido que fuera como un simple obispo, ya que hubiese sido un gesto de apertura capaz de demostrar que el Papa antes que jefe de Estado es obispo de Roma y hermano mayor de todos los cristianos.

No cabe duda que Juan Pablo II ha demostrado con esta de cisión su gran personalidad de pastor y su deseo de estar presente en todos aquellos puntos don de la Iglesia católica posee mayor fuerza. Para demostrar la importancia de esta Tercera Conferencia Episcopal del continente latinoamericano basta recordar que dentro de muy poco la Iglesia de América Latina será exactamente la mitad de la Iglesia universal.

Fue en la Primera Conferencia Episcopal de este continente, en Medellín, donde los obispos latinoamericanos tomaron conciencia colectiva anunciándole públicamente que la miseria que atenaza este gran continente «es una injusticia que grita al cielo».

Por vez primera en un documento oficial aprobado por la Santa Sede se habló de «violencia institucional» y se dijo que la causa de esta miseria había que buscarla «en el sistema capitalista». Se dijo entonces que era la primera vez que la Iglesia de América Latina perdía la confianza en los «grandes de la Tierra» para resolver los problemas de los pobres, afirmando que la promoción humana la deben realizar los pueblos pobres y los pobres del pueblo. Se habló entonces de revolución cultural en la Iglesia del continente latinoamericano. Hoy, a la Tercera Conferencia va el primer Papa no italiano, después de cuatro siglos de historia. Va un Papa que viene de una experiencia socialista y que dicen que no es tierno con el capitalismo. Pero va también después de experiencias que han sido instrumentalizadas por la derecha reaccionaria que intenta demostrar que ciertos entusiasmos progresistas son una pura utopía. Desde la Conferencia de Medellín hasta hoy se ha sucedido la experiencia de Chile, la caída del mito che Guevara, el declive de la experiencia cubana, los golpes de Estado militares, el debilitamiento de la izquierda europea, el cansancio del diálogo entre cristianos y marxistas y la casi condena del Vaticano de la «teología de la liberación» nacida después de la Conferencia de Medellín. La pregunta que se hacen hoy en Roma los observadores políticos y religiosos es si el Papa polaco irá a México a dar esperanza a cuantos en aquellos países están luchando por la liberación de la esclavitud o a apoyar los movimientos integristas espiritualistas.

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