MUSICA

Mogilewsky y Odón Alonso, con la Orquesta de RTVE

Las Dos danzas leonesas, de Evaristo Fernández Blanco, que abrían el último programa de RTVE, son un buen ejemplo de un folklorismo espontáneo y directo que adquiere relieve gracias a un excelente y brillante tratamiento orquestal. Así, estas páginas son muy atractivas dentro de su simplicidad, en las que el ritmo ocupa un primer plano (muy eficaz la percusión en la segunda danza) que contrarresta la elementalidad armónica. Ambas danzas fueron muy bien tocadas por solista y director y recibieron una calurosa acogida por parte del público.El Tercer concierto, de Rachmaninov, es ob...

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Las Dos danzas leonesas, de Evaristo Fernández Blanco, que abrían el último programa de RTVE, son un buen ejemplo de un folklorismo espontáneo y directo que adquiere relieve gracias a un excelente y brillante tratamiento orquestal. Así, estas páginas son muy atractivas dentro de su simplicidad, en las que el ritmo ocupa un primer plano (muy eficaz la percusión en la segunda danza) que contrarresta la elementalidad armónica. Ambas danzas fueron muy bien tocadas por solista y director y recibieron una calurosa acogida por parte del público.El Tercer concierto, de Rachmaninov, es obra de gran belleza, melódica y excelente tratamiento del plano virtuoso, aunque formalmente carece de cohesión y muestra un cierto desorden que ocasiona cierta premiosidad que sólo puede ser atenuada con un tratamiento más próximo a la libertad de la rapsodia que a la forma concierto. Esta obra, difícil de defender por el solista, fue tocada con gran fuerza y poderoso mecanismo por Yevgeni Mogilewsky, que la expone con un dominio asombroso, en una concepción que antepone el virtuosismo a la expresividad, y que se aleja de la grandilocuencia e hiperlirismo neorromántico de Rachmaninov. La orquesta acompañó con justeza y gran calidad de sonido. El trabajo de Mogilevsky (formidable la cadencia del primer tiempo) «cautivó» literalmente al público, que respondió con verdadero entusiasmo.

Como homenaje a Schubert, en su 150 aniversario, la formidable Novena sinfonía. Odón Alonso concibe la obra llena de vitalidad y alegría, dentro de una línea muy marcadamente vienesa (piénsese en el scherzo). Así se nos aparece un Schubert mucho más lírico que dramático, levemente ligero, pero siempre sensible.

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