Escaso interés por llegar a un acuerdo de reducción arancelaria

A tres días de la fecha fijada como límite(15dejulio) para la firma de un tratado multilateral de reducciones de aranceles aduaneros de los productos industriales y otras concesiones al sector de productos agrícolas, en lo que es conocido como las negociaciones Ronda Tokio, nadie se atreve a asegurar que tal acuerdo podrá concretarse ni aún en sus aspectos mínimos.Estados Unidos, Japón y los países de la Comunidad Económica Europea, que llevan la voz cantante en estas negociaciones, que se iniciaron en Tokio hace cinco años dentro del marco del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y...

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A tres días de la fecha fijada como límite(15dejulio) para la firma de un tratado multilateral de reducciones de aranceles aduaneros de los productos industriales y otras concesiones al sector de productos agrícolas, en lo que es conocido como las negociaciones Ronda Tokio, nadie se atreve a asegurar que tal acuerdo podrá concretarse ni aún en sus aspectos mínimos.Estados Unidos, Japón y los países de la Comunidad Económica Europea, que llevan la voz cantante en estas negociaciones, que se iniciaron en Tokio hace cinco años dentro del marco del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio), dieron muestra verbal de voluntad política en el mes de enero último, al considerar que el próximo 15 de julio era plazo suficiente para la firma del acuerdo. En esencia se comprometieron a hacer todos los esfuerzos para, sobre la base hipotética de trabajo de una reducción del 40 % de los aranceles aduaneros, llegar a tal acuerdo. Sin embargo, y paralelamente, los delegados de algunos países occidentales dudaban de estas metas y con criterio más realista hablaron de una reducción que flucturaría entre el 25 y el 35 %. De enero hasta la fecha, los trabajos han continuado, pero las metas, todas, se han ido transformando en una utopía.

Por otra parte, ya en enero, los países pobres o en desarrollo pidieron que las negociaciones comerciales multilaterales les representaran ventajas particulares y superiores a las que obtendrían los países industrializados, conjuntamente con exigir una mayor participación en las negociaciones.

El excesivo entusiasmo demostrado en la reunión informal del GATT en enero llevó a decir al representante del presidente de Estados Unidos, Robert Strauss, que «las negociaciones que mediarán entre esta fecha y el 15 de julio no podrán ser más difíciles de lo que han resultado hasta ahora», agregando que «el Gobierno del presidente Carter no se contentará con resultados menos ambiciosos que los previstos».

Hace tres días, el mismo Strauss declaraba sin entrar en precisiones que «hemos hecho muchos progresos, pero quedan aún muchos por hacer».

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