Aparatosos y flojos pablorromeros
Joaquín Bernadó intentó faena con su difícil primero, que buscaba por los dos pitones, y estuvo aseado con el cuarto, de descomunal cornamenta. Justo sería medir la faena de Dámaso Conzález en el segundo de la tarde, en función del número de pases, que fue elevado y abrumador, e inverso a la calidad de los mismos. La del quinto se quedó en abúlica, y afortunadamente fue más corta.José Luis Galloso aliñó a su primero, apenas se le venció una vez. Buscó el lucimiento en el que cerró plaza, y sacó algún pase aceptable, pero todo quedó en buenos intentos....
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Joaquín Bernadó intentó faena con su difícil primero, que buscaba por los dos pitones, y estuvo aseado con el cuarto, de descomunal cornamenta. Justo sería medir la faena de Dámaso Conzález en el segundo de la tarde, en función del número de pases, que fue elevado y abrumador, e inverso a la calidad de los mismos. La del quinto se quedó en abúlica, y afortunadamente fue más corta.José Luis Galloso aliñó a su primero, apenas se le venció una vez. Buscó el lucimiento en el que cerró plaza, y sacó algún pase aceptable, pero todo quedó en buenos intentos.
Plaza de Barcelona
Buena entrada. Cinco toros de Pablo Romero, muy bien presentados, flojos- Pesó el sexto 628 kilos. El cuarto, de Carlos Núñez. Joaquín Bernadó: silencio. Silencio Dámaso González: un aviso. Salida al tercio. José Luis Galloso: silencio Silencio.