La CEE, dispuesta a luchar contra la contaminación marina

Las catástrofes marinas causadas por accidentes de superpetroleros en las costas europeas decidió a la Comunidad Económica Europea (CEE) a promover medidas de prevención y lucha contra las de nominadas «mareas negras».La Comisión Europea, órgano ejecutivo comunitario, considera que la CEE puede representar un papel de liderazgo en la búsqueda y adopción de medidas auténticamente eficaces para prevenir y evitar las modernas «plagas» de los hidrocarburos. La mencionada comisión, tras la catástrofe del buque Amoco-Cádiz, elevó al Consejo de Ministros de los nueve un proyecto de reso...

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Las catástrofes marinas causadas por accidentes de superpetroleros en las costas europeas decidió a la Comunidad Económica Europea (CEE) a promover medidas de prevención y lucha contra las de nominadas «mareas negras».La Comisión Europea, órgano ejecutivo comunitario, considera que la CEE puede representar un papel de liderazgo en la búsqueda y adopción de medidas auténticamente eficaces para prevenir y evitar las modernas «plagas» de los hidrocarburos. La mencionada comisión, tras la catástrofe del buque Amoco-Cádiz, elevó al Consejo de Ministros de los nueve un proyecto de resolución de siete puntos para prevenir los accidentes marítimos.

El programa incluye el intercambio de datos informativos sobre los medios de lucha contra las «mareas negras» y sobre el peligro potencial de ciertos petroleros y plataformas de prospección que podrían originar accidentes fatales. También se analizan las necesidades de medios adecuados de remolque en las costas europeas, la modificación de los sistemas de compensación por accidente y un programa de investigación de nuevos agentes químicos y mecánicos para eliminar las mareas contaminantes. En último término se recomienda la adhesión de la CEE a los dos principales acuerdos internacionales: el de Bonn (1969), para el mar del Norte, y el de Barcelona (1976), sobre la contaminación en aguas mediterráneas.

La Comisión Europea piensa, por otra parte, que todos los Estados miembros deberían extender sus aguas territoriales a doce millas náuticas (hasta ahora sólo lo han hecho Francia e Italia), y crear, así, una frontera mínima de seguridad ante las catástrofes.

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