Violencia en el País Vasco

Nada ha cambiado para ETA

Bajo el argumento ya conocido de que en nada ha cambiado la situación política y que Euskadi Vive aún bajo la dictadura militar, ETA ha intensificado en el transcurso de la presente semana la ofensiva armada que reinició el pasado mes de octubre. Desde entonces hasta aquí ha utilizado sistemáticamente este razonamiento a la hora de reivindicar sus atentados, tanto si se dirigían contra las fuerzas policiales, personas significadas de la Administración franquista o contra instalaciones de la empresa Iberduero.Esta última campaña, que en. cuatro días ha causado ya dos muertos y un herido gravísi...

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Bajo el argumento ya conocido de que en nada ha cambiado la situación política y que Euskadi Vive aún bajo la dictadura militar, ETA ha intensificado en el transcurso de la presente semana la ofensiva armada que reinició el pasado mes de octubre. Desde entonces hasta aquí ha utilizado sistemáticamente este razonamiento a la hora de reivindicar sus atentados, tanto si se dirigían contra las fuerzas policiales, personas significadas de la Administración franquista o contra instalaciones de la empresa Iberduero.Esta última campaña, que en. cuatro días ha causado ya dos muertos y un herido gravísimo, cuya vida corre serio peligro, ha coincidido con la celebración de una nueva semana pro amnistía en las cuatro provincias vascas y a nivel estatal con el inicio de los debates sobre la Constitución en la Comisión de Asuntos Constitucionales. Cabe recordar a este respecto que también en octubre la ofensiva de ETA se produjo al mismo tiempo que se aprobaba en el Parlamento la ley de Amnistía.

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En el transcurso de los siete meses últimos las acciones de ETA han producido diecisiete muertos, mientras caían al mismo tiempo cinco de sus militantes. Durante el mismo período el número de heridos se elevaba a cincuenta, y los atentados rondaban el centenar.

Como telón de fondo, ETA ha reiterado una y otra vez sus condiciones para un alto el fuego, consistentes básicamente en una amnistía total, la legalización de todos los partidos, un estatuto de autonomía basado en el programa de la izquierda abertzale y la expulsión de los actuales cuerpos policiales para sustituirlos por unas fuerzas de seguridad dependientes del Gobierno vasco.

Muchos partidos consideraron en su día positivo que ETA especificase sus exigencias, pero han criticado luego el carácter innegociable que les da la organización armada. Estos mismos partidos, incluidos los de la izquierda más radical, han condenado las acciones más violentas de ETA y muy especialmente la que ocasionó la muerte de dos trabajadores de Lemóniz.

Las acciones últimas contra las fuerzas policiales han dado pie a nuevas condenas, pero de nuevo ETA militar anuncia su propósito de mantener la lucha armada por encima de cualquier consideración de los partidos. El peligro de involución que éstos advierten no tiene sentido para una organización que define la situación presente como de dictadura militar y que a los ataques de los partidos ha respondido en alguna ocasión con el calificativo de «traidores», que no ha dudado en aplicar a organizaciones revolucionarias, incluida una de la izquierda abertzale.

Lo que obliga a reflexionar es la coincidencia de algunos de sus atentados más sangrientos con momentos de avance hacia una definitiva institucionalización democrática. Este fue el caso de la ley de Amnistía, luego el decreto de preautonomía para el País Vasco y ahora el comienzo de los debates constitucionales.

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