Cartas al director

Confusión en Villalar

Los Comuneros pertenecían no sólo a Castilla y León, sino también a ciudades como Jaén, Sevilla, Ubeda, Toledo, Cáceres, Badajoz y Alicante. Presentarlo como un levantamiento de castellanos y leoneses es, por tanto, históricamente falso. Quererlo convertir en símbolo de una región artificial, hecha a la medida de Valladolid, llamada Castilla-León es demencial. Tan artificial es, que en el preestatuto que se solicita, ni está todo León (falta el propio León), ni toda Castilla (no se han adherido Santander, Logroño y Castilla Sur) y el resto abarca a dos pueblos distintos.Durante la conmemoració...

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Los Comuneros pertenecían no sólo a Castilla y León, sino también a ciudades como Jaén, Sevilla, Ubeda, Toledo, Cáceres, Badajoz y Alicante. Presentarlo como un levantamiento de castellanos y leoneses es, por tanto, históricamente falso. Quererlo convertir en símbolo de una región artificial, hecha a la medida de Valladolid, llamada Castilla-León es demencial. Tan artificial es, que en el preestatuto que se solicita, ni está todo León (falta el propio León), ni toda Castilla (no se han adherido Santander, Logroño y Castilla Sur) y el resto abarca a dos pueblos distintos.Durante la conmemoración en Villalar, el 23 de abril, la organización y el servicio de orden fueron escasos e ineficaces. Coches aparcados en los sembrados, botellas y papeles en el suelo, borrachos, silbidos y gritos que impedían escuchar a los oradores, peleas entre los propios organizadores, quemas y destrozos de banderas nacionales. Un auténtico y deplorable desastre. En el momento cumbre, cuando hablaba el presidente de la Asamblea de Parlamentarios, no había más de 15.000 personas en todo Villalar, y «escuchándole» menos de 5.000. Prácticamente casi todos los asistentes eran del cercano Valladolid. Banderas de León, sólo había dos, señal de que los leoneses no se habían querido adherir a este acto.

Comprendo que los organizadores multipliquen por dos o por tres la cifra de asistentes. Que lo hagan por veinte es demasiado exagerado. El que los medios de comunicación se lo crean y lo publiquen demuestra, o una falta de información, o una falta de deontología periodística increíble.

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