Tribuna:

La necesaria recuperación académica de Tuñón de Lara

«Cuando se cierra una importante etapa de nuestro trabajo y se inicia otra nueva y muy prometedora, es inevitable recordar, no sin cierta nostalgia, el acontecer apasionante de nuestros coloquios, iniciados en 1970, en unos momentos singulares por tantas razones de nuestra historia más reciente; aquellos coloquios, que eran como un grito de libertad que tenía que venir a producirse aquí, en Pau, porque no podía darse en España. Naturalmente, se trata de una evocación romántica que de ningún modo puede suponer que recordemos aquella situación como algo hermoso, inevitable o necesario.»Estas pal...

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«Cuando se cierra una importante etapa de nuestro trabajo y se inicia otra nueva y muy prometedora, es inevitable recordar, no sin cierta nostalgia, el acontecer apasionante de nuestros coloquios, iniciados en 1970, en unos momentos singulares por tantas razones de nuestra historia más reciente; aquellos coloquios, que eran como un grito de libertad que tenía que venir a producirse aquí, en Pau, porque no podía darse en España. Naturalmente, se trata de una evocación romántica que de ningún modo puede suponer que recordemos aquella situación como algo hermoso, inevitable o necesario.»Estas palabras, con las que el profesor Tuñón de Lara clausuró las sesiones del IX Coloquio de Historia de la Universidad de Pau, invitan también de modo inevitable a hacer algunas consideraciones sobre la personalidad del propio profesor Tuñón.

Próximo a cumplir los 63 años, desde la situación de un exilio cultural que no se comprende en estos momentos, Manuel Tuñón afronta todavía con increíble ilusión el trabajo de los próximos años. Un trabajo de investigación sobre la historia de España que va a seguir realizando en una universidad extranjera, con proyectos, ayuda y fondos de las entidades culturales y docentes de un país extranjero.

Cuando tanto se habla de buscar fórmulas correctas para garantizar el acceso a la docencia de los más cualificados para ella, alguien tendría que explicar a los universitarios españoles por qué extrañas y oscuras razones tiene que finalizar su carrera docente en Francia un español que, por encima de su condición de notable investigador de nuestra historia, es un excepcional pedagogo.

Docenas de jóvenes investigadores distribuidos por todas las universidades españolas son el mejor ejemplo de esta afirmación. Ellos fueron a buscar a Pau el estímulo y aliento para el ejercicio de una vocación, la de la investigación, que ya se sabe el tratamiento que recibe en nuestras instituciones docentes.

El profesor Tuñón ha ejercido desde esta pequeña universidad francesa, a la que había sido llamado por Noël Salomon, una labor docente cuya dimensión parece no haberse valorado todavía suficientemente.

Los coloquios de Pau han sido algo más que un testimonio vivo de independencia cultural y científica. Desde el primer momento su objetivo fundamental ha estado caracterizado tanto por la búsqueda rigurosa del dato histórico como por la constante revisión de los problemas metodológicos.

Es evidente que el caso del profesor Tuñón merece una explicación que no puede quedar reducida a la simplificación que tal vez supongan las palabras con que concluyó su ponencia sobre La clase tributaria del poder bajo el régimen franquista el profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, Carlos M. Rama. En desacuerdo con su colega francés Jacques Georgel, que había realizado un análisis comparativo entre la transición portuguesa y la española, con un balance altamente favorable para el caso español, el profesor Rama señalaba que «la práctica totalidad de la clase social que hizo posible la larga duración del régimen franquista permanece afincada en los puntos claves del actual aparato del poder».

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