Presentación del ex-Traffic Jim Capaldi en Madrid

El pasado lunes se presentó en. Madrid uno de los fundadores de Traffic: Jim Capaldi. Traffic fue el grupo inglés niás mitificado de fines de los sesenta y principios de los setenta. Island, su casa discográfica, centró en él sus esfuerzos promocionales, basándose sobre todo en el genio de Steve Winwood, teclados del grupo.Cuando Traffic se deshizo quedaron en libertad tanto Capaldi como Dave Mason (guitarra), oscurecidos hasta ese momento por la sombra de Winwood y dispuestos a demostrar su propia valía.

Ahora, tras haber aparecido en las listas con una versión del tema de Roy Orbison ...

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El pasado lunes se presentó en. Madrid uno de los fundadores de Traffic: Jim Capaldi. Traffic fue el grupo inglés niás mitificado de fines de los sesenta y principios de los setenta. Island, su casa discográfica, centró en él sus esfuerzos promocionales, basándose sobre todo en el genio de Steve Winwood, teclados del grupo.Cuando Traffic se deshizo quedaron en libertad tanto Capaldi como Dave Mason (guitarra), oscurecidos hasta ese momento por la sombra de Winwood y dispuestos a demostrar su propia valía.

Ahora, tras haber aparecido en las listas con una versión del tema de Roy Orbison Love Hurts (1975), Capaldi parece dispuesto a convertirse en una estrella. Lo cierto es que Jim sigue centrado en la tradición del rithm & blues inglés, que desarrolla con momentos brillantes, pero con una falta de imaginación palpable. Sin embargo, sus ritmos cuadrados y sincopados, el magnífico trabajo de Trevor Morais a la batería de Rosko Gee al bajo y la voz del propio Capaldi convirtieron el concierto en uni éxito.

El Monumental estaba lleno hasta los topes de un público que acude al rock cuando esto es lo que se le ofrece. El climax se alcanzó tal vez demasiado pronto, con las dos primeras canciones, para decaer después hasta Elixir of love, que Capaldi y su grupo alargaron hasta lo indecible, rozando paradójicamente algunas de las características del rock alemán. Por lo demás, el concierto fue muy simple, los efectos especiales no existieron (ni falta que hace para este tipo de música) y el sonido no estuvo todo lo fino que hubiera sido de desear.

Jim Capaldi demostró que es un buen intérprete, que canta bien y que no toca la guitarra lo más mínimo. Le falta fuerza y genialidad para convertirse en esa estrella que se pretende. Tal vez en ese mismo hecho esté su salvación y pueda durante muchos años, y al margen de éxitos deslumbrantes, seguir ofreciendo la música sencilla, pero agradable, que realizó en Madrid.

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