Aldo Moro prepara el terreno para la inclusión de los comunistas en la mayoría

El presidente de la Democracia Cristiana italiana publicó ayer e el periódico paraestatal Il Giorno un artículo que, como es habitual en él, sirve de barómetro para captar la situación política italiana. En su artículo, escrito con toda probabilidad con el consenso democristiano, Moro prepara el terreno, especialmente en su propio partido, para la inclusión de los comunistas en una mayoría, a la vez que llama la atención sobre el peligro de que ante el impasse que suscita la cuestión comunista surja una fuerza «antiliberal» que ponga en peligro la democracia italiana.

Moro pone en cuest...

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El presidente de la Democracia Cristiana italiana publicó ayer e el periódico paraestatal Il Giorno un artículo que, como es habitual en él, sirve de barómetro para captar la situación política italiana. En su artículo, escrito con toda probabilidad con el consenso democristiano, Moro prepara el terreno, especialmente en su propio partido, para la inclusión de los comunistas en una mayoría, a la vez que llama la atención sobre el peligro de que ante el impasse que suscita la cuestión comunista surja una fuerza «antiliberal» que ponga en peligro la democracia italiana.

Moro pone en cuestión el que llegar a un acuerdo con los comunistas signifique ceder. Según el presidente de la DC, «quien por un malentendido deseo de resistir a una cesión, que no existe, abriera el camino a otras fuerzas difícilmente individuales, pero con toda probabilidad no liberales y autoritarias, provocaría el hundimiento -esta vez, de verdad- de una fuerza equilibradora capaz de impedir la supremacía del Partido Comunista y de asegurar en el respeto de todos y, como es natural, de este partido un seguro marco democrático en el que se inserte una voluntad verdaderamente realizadora y renovadora de la sociedad italiana».Moro se dirige sobre todo a las fuerzas internas conservadoras de su partido, que se oponen ideológicamente a un acuerdo con los comunistas. Se dirige, en segundo lugar, al país con el tono y estatura de estadista que la misma oposición le reconoce.

Mientras tanto, el presidente del Consejo de Ministros, encargado de formar Gobierno, Giulio Andreotti, trata fatigosamente de ponerse de acuerdo con la izquierda. Las conversaciones con los expertos en economía de los partidos del «arco constitucional» (comunistas, socialistas, republicanos, socialdemócratas, democristianos y liberales) se alargan más de lo previsto, pensando, y el calendario prefijado al inicio de la semana ha saltado. Ayer Andreotti se entrevistó con la delegación de su partido, y acaso en esa reunión se decidiera el artículo de Moro y el nuevo calendario de consultas políticas. El sábado próximo Andreotti recibirá a los dirigentes sindicales para consultar con ellos sobre su «borrador» de programa económico, al que han presentado objeciones, y el lunes de la semana que viene se reunirán los grupos parlamentarios democristianos.

La reunión de la directiva democristiana que tendrá que tomar la decisión final sobre la fórmula política de colaborar con los comunistas ha sido aplazada para la semana que viene.

Para evitar que los comunistas firmen con democristianos y liberales la moción de confianza al futuro Gobierno democristiano que forme Andreotti, se había atribuido a Moro la estratagema de hacer firmar por todos al republicano Ugo la Malfa en el Congreso y al ex presidente de la República Giuseppe Saragat en el Senado. Esta falsa noticia irritó a la izquierda, que exige que no se pierda más tiempo. El dirigente comunista Giorgio Amendola dijo ayer que colaborar con los democristianos no significa para los comunistas el «compromiso histórico», sino un pacto de emergencia, un compromiso táctico que responde a «una necesidad del país».

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