Presentación del grupo "rock" Iceberg en Madrid

Iceberg, considerado por muchos como el mejor grupo español, se presentó en Madrid la pasada semana. Después de una gira por toda España que no pudo recalar en su momento en la capital debido a problemas técnicos, Iceberg acudió a la cita con su público madrileño para finalizar su último elepé, que fue grabado en directo.

El concierto al que asistimos (jueves, sesión de tarde) no fue, desde luego de los mejores. Para ello se conjugaron dos factores negativos desde el punto de vista técnico. Las luces (un equipo sensacional) fueron utilizadas de forma catastrófica, impidiendo más que ace...

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Iceberg, considerado por muchos como el mejor grupo español, se presentó en Madrid la pasada semana. Después de una gira por toda España que no pudo recalar en su momento en la capital debido a problemas técnicos, Iceberg acudió a la cita con su público madrileño para finalizar su último elepé, que fue grabado en directo.

El concierto al que asistimos (jueves, sesión de tarde) no fue, desde luego de los mejores. Para ello se conjugaron dos factores negativos desde el punto de vista técnico. Las luces (un equipo sensacional) fueron utilizadas de forma catastrófica, impidiendo más que acentuando la comunicación de la música. El sonido presentaba lagunas que en los tiempos que corren, y después de conocer cómo puede sonar Iceberg, son inadmisibles. La batería se escuchaba poco y mal, el bajo registraba unas oscilaciones de volumen fuera de toda lógica, y en los solos, la guitarra tardaba en ocupar el primer plano. Todo ello no quiere decir que no se pudiera escuchar la música, pero sí que no se hacía en las condiciones óptimas para apreciar su complejidad.La música de Iceberg ha ido variando dentro de las constantes que permitieron al grupo poseer un sonido diferenciado ya desde su segundo elepé, Coses nostres. Un sonido que se basa en el virtuosismo de Max Suñié, guitarra, y de Josep Mas, teclados, apoyados no sólo rítmicamente por el bajo, Primi, y la batería de Jordi. Los temas nuevos, que ocuparon toda la segunda parte del recital, son más funky, más alegres que los anteriores, sin caer por ello en la chabacanería discotequera a la que se han lanzado. muchos de los músicos de jazz-rock americanos e ingleses.

En conjunto, y a pesar de los defectos apuntados, puede decirse que se trató de un buen concierto.

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