680 millones para cuarenta empleados

Seiscientos ochenta millones de pesetas son demasiados para que no se noten, incluso en un banco, aunque se trate de la oficina principal de uno de los «siete grandes». La agencia central del Banco de Bilbao en la capital vizcaína (Gran Vía, 12) recibió ayer en su sección de moneda extranjera esta importante inyección de dinero, distribuida entre sus cuarenta empleados.Uno de éstos, que trabajaba con la radio puesta para seguir el sorteo de la lotería, empezó de pronto a dar voces diciendo que tenían el número premiado con el «gordo». «Lo juró e incluso se tuvo que poner de rodillas para que l...

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Seiscientos ochenta millones de pesetas son demasiados para que no se noten, incluso en un banco, aunque se trate de la oficina principal de uno de los «siete grandes». La agencia central del Banco de Bilbao en la capital vizcaína (Gran Vía, 12) recibió ayer en su sección de moneda extranjera esta importante inyección de dinero, distribuida entre sus cuarenta empleados.Uno de éstos, que trabajaba con la radio puesta para seguir el sorteo de la lotería, empezó de pronto a dar voces diciendo que tenían el número premiado con el «gordo». «Lo juró e incluso se tuvo que poner de rodillas para que le creyéramos -cuenta el señor Arechederra, a quien le han correspondido diez millones-. Iba a pedir un crédito al banco, pero creo que ya no será necesario.»

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Para las diez de la mañana la noticia había sacudido las seis plantas del banco, que ya no pudo recuperar su fisonomía habitual, pese a que los servicios al público se mantuvieron como siempre.

El padre de la criatura fue Jesús Obaldía, que se encargó de confeccionar la lista de los 36 empleados de la sección con lo que cada uno quería jugar, para que la sección de extranjero de Madrid les comprase el número.

Las participaciones oscilan entre las 200 y las 4.000 pesetas. El propio señor Obaldía es uno de los menos afortunados porque jugaba sólo trescientas pesetas. «Lo que me quedó después de repartir a los demás. De todas formas, soy poco jugador.»

Carmen Monedero, de treinta años, casada y con un hijo, se ha llevado la mayor tajada: cuarenta millones de pesetas, aunque en su cara no hay ninguna señal que lo haga sospechar. «No quiero hablar, tengo el dinero muy repartido, no quiero fotos, no diré mi nombre», fue todo lo que contó a los periodistas antes de volver la cara con gesto de malhumor.

Entre los afortunados no falta quien asegura que conocía de antemano su suerte porque así se lo habían manifestado los seres extraterrestres, con quienes se comunican habitualmente.

No todos los afortunados pertenecen, sin embargo, a la sección de moneda extranjera.

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