Tribuna:

La misteriosa enfermedad del líder soviético

Si a alguien no ha sorprendido la cancelación de la entrevista entre Leónidas Brejnev y Willy Brandt ha sido al propio ex canciller de la República Federal de Alemania, que en el mes de julio de 1975 escuchó del propio líder soviético las características de una enfermedad misteriosa, que periódicamente le mantiene alejado de las tareas de Gobierno. No se trata, desde luego, de la sordera reconocida que le obliga a llevar un sonotone.Brejnev dijo a Brandt en aquella ocasión que a primeros del mes de enero de 1975 había sufrido una operación, cuyas consecuencias le intranquilizaban. El ex...

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Si a alguien no ha sorprendido la cancelación de la entrevista entre Leónidas Brejnev y Willy Brandt ha sido al propio ex canciller de la República Federal de Alemania, que en el mes de julio de 1975 escuchó del propio líder soviético las características de una enfermedad misteriosa, que periódicamente le mantiene alejado de las tareas de Gobierno. No se trata, desde luego, de la sordera reconocida que le obliga a llevar un sonotone.Brejnev dijo a Brandt en aquella ocasión que a primeros del mes de enero de 1975 había sufrido una operación, cuyas consecuencias le intranquilizaban. El ex canciller comentó además a los periodistas que había observado en el dirigente soviético gran dificultad en el habla.

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Las autoridades soviéticas no han desmentido las informaciones sobre este acontecimiento, e incluso otras que añadían que Brejnev padece un cáncer de mandíbula, del que fue operado en la clínica de Kuntsevo uno de los primeros días de enero de 1975, siendo, necesaria la extirpación de las piezas dentarias superiores.

Aquel año, sin embargo, el alejamiento de Brejnev de toda actividad, por espacio de dos meses, dio origen a rumores sobre su salud política, debido al enfriamiento en las relaciones EEUU-URSS, que redundó en la negativa norteamericana a conceder a Moscú la cláusula de nación más favorecida ecomómicamente, con la consiguiente sospecha de que había estallado una crisis interna en el Kremlin entre partidarios y enemigos de la distensión.

Los meses siguientes, ya con el apuntalamiento de Brejnev al frente de la URSS, confirmaron que la enfermedad del secretario general era un hecho. A la dolencia en la mandíbula se sumaron noticias sobre una insuficiencia cardíaca.

A finales de marzo de 1976, Brejnev volvió a desaparecer de la escena pública. Se dijo oficialmente que el secretario general descansaba en una datcha de Orcana, junto al mar Negro, reponiéndose del trabajo ocasionado por el XXV congreso del PC soviético, que se celebró a finales de febrero.

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Pero la salud de Brejnev no sólo repercute en las especulaciones periodísticas sobre su futuro personal y el del poder soviético, sino que, además, tiene una incidencia en las relaciones internacionales. El New York Times alegaba el pasado mes de abril que la débil salud del líder de la URSS impidió progresos negociadores en las conversaciones SALT, que por aquellas fechas mantuvo en Moscú Cyrus Vance.

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