Entrevista:

"El sexo y la política son instrumentos para despertar a la realidad"

Entrevista con el realizador sueco Vigot Sjoman

Una película del director sueco Vigot Sjoman, traducida como Yo soy curiosa, espera entre las cincuenta retenidas hasta la inminente Iey de Cine, que va a terminar con la censura. La causa: la figura de Franco como obsesión de una muchacha sueca, confundida esta presencia opresiva en lo político con el resto de sus demonios personales.

Vigot Sjoman ha sido acusado de pornografía por críticos de su país. En el nuestro se han visto primicias en el Festival de Cine de Autor de Benalmádena, que le ha dedicado un ciclo. A la vuelta, y a su paso por Madrid, concedió esta entrevista a EL PAIS,...

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Una película del director sueco Vigot Sjoman, traducida como Yo soy curiosa, espera entre las cincuenta retenidas hasta la inminente Iey de Cine, que va a terminar con la censura. La causa: la figura de Franco como obsesión de una muchacha sueca, confundida esta presencia opresiva en lo político con el resto de sus demonios personales.

Vigot Sjoman ha sido acusado de pornografía por críticos de su país. En el nuestro se han visto primicias en el Festival de Cine de Autor de Benalmádena, que le ha dedicado un ciclo. A la vuelta, y a su paso por Madrid, concedió esta entrevista a EL PAIS, donde declara que «el sexo y la política son dos instrumentos para despertar a la realidad».-Se me acusa de hacer pornografía y también de ser un mal pornógrafo. La gente va a ese tipo de cine para excitarse, así que de mis películas salen decepcionados... Para mí, la pornografía se concentra en lo genital. Es evidente que tan pronto intervienen un hombre y una mujer, con todo su mundo afectivo y sus relaciones con la realidad, la historia cae fuera de lo pornográfico. Por supuesto que en mis películas a veces hay desnudos, pero eso entra en la expresión humana y corporal, sin más.

Sobre Yo so curiosa, dijo: « La idea principal era salir del mundo articial de los estudios cinematográficos y acceder a la realidad cotidiana sueca. Quería, además, pasar a la improvisación directa con cámara y actores. Pedí entonces al productor 100.000.metros de película para trabajar en completa libertad. Lo cierto es que no sabía qué iba a pasar con la película, pero sí sabía que quería mostrar que la gente vive en una sociedad política. Hay que decir que esto ocurría en 1966, aquel año importante para Suecia porque la juventud despertaba a la conciencia política, como en muchos países del mundo.»

«Yo mismo -sigue- iba descubriendo todas, estas realidades, iba despertando a ellas mientras hacía la película. Creo que tengo que decir algo acerca de mis orígenes sociales: mi padre era albañil, más aún, subordinado a los albañiles. Creo que no le oí muchas teorías: era un obrero furioso con la realidad. Nada más.»

-¿Y cómo llegó, usted al cine?

-Empecé escribiendo. Novelas. Creo que cuando era más joven era muy - orgulloso, y a la segunda novela pensé que no podía ser el primero en letras. En cambio, en cine, pensé enseguida que podía hacer algo importante.

Ahora creo que, sin dejar el cine, volveré a la literatura. Tengo una novela a punto de aparecer y otra acabando.

Hay dos instrumentos para despertar a la realidad: el sexo y la política. Yo he intentado unir estas dos armas, lo que me ha costado prohibiciones por la censura de viejo cuño, en Suecia. En concreto, en 1962 fui prohibido. La censura era entonces, y siempre, un aparato autónomo burocrático, que funciona en los márgenes del poder. Ante la prohibición, acudí al Gobierno socialdemócrata, entonces en el poder. Bueno, ellos vieron la película y sugirieron algún que otro corte... Olof Palme, entonces ministro de Educación, prometió que esta sería la última vez que intervenían en la actividad de ningún intelectual. Luego, vino la amistad con él, y se hicieron nuevos rodajes espontáneos en su casa, con él mismo como actor. Como era espontáneo, lo sexual fue algo más lejos de lo que esperábamos, y a Palme se le planteó un nuevo problema: permanecer en la nueva película significaría enfrentarse con las críticas de la derecha más religiosa, y salir de ella, ponerse automáticamente de su lado. Se quedó.

-Hay dos películas llamadas Yo soy curiosa. La amarilla y la azul.

-Sí. Tenía tantos metros de película rodada.... pasaban tantas cosas, aparecía tanta gente, que hice dos al montarla. En cualquier caso, he pretendido que la película funcione como un espejo de lo real, como el espejo que reproduce espontáneamente la realidad. En la amarilla, que es la que espero se dé pronto en España, se cuenta la historia de una muchacha obsesionada por la figura de Franco. Me gusta porque creo que es una mujer lo que aparece, independiente y no sometida a ningún hombre.

-¿Y por qué Franco?

-Creo que la guerra civil española fue un trauma para buena parte del movimiento sindical y del proletariado sueco. Quedó de entonces la necesidad de hacer algo por los obreros españoles: muchos hubieran querido venir a combatir a España, pero, como es sabido, era difícil. Luego, con la invasión turística que realizamos en los años sesenta a España, la mala conciencia arreció.

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