Pesimismo sobre el futuro de los emigrantes españoles en Francia

Los emigrantes españoles no deben hacerse ilusiones: su situación social continuará empeorando. El Gobierno francés los rechaza violentamente y ha tomado drásticas medidas para expulsar a la mano de obra extranjera. Por su parte, un portavoz de la Administración española, Francisco de Asís Condomines, director del Instituto Español de Emigración, ha dicho a los portavoces de las asociaciones de emigrantes: «No es posible ser optimista sobre el futuro de ustedes, y ustedes deben saberlo.»Tal es la conclusión de unas conversaciones que celebraron ayer representantes de la Administración francesa...

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Los emigrantes españoles no deben hacerse ilusiones: su situación social continuará empeorando. El Gobierno francés los rechaza violentamente y ha tomado drásticas medidas para expulsar a la mano de obra extranjera. Por su parte, un portavoz de la Administración española, Francisco de Asís Condomines, director del Instituto Español de Emigración, ha dicho a los portavoces de las asociaciones de emigrantes: «No es posible ser optimista sobre el futuro de ustedes, y ustedes deben saberlo.»Tal es la conclusión de unas conversaciones que celebraron ayer representantes de la Administración francesa y española.

A juicio del subsecretario español de Trabajo, señor Arozamena, las conversaciones francoespañolas han tenido los siguientes puntos positivos:

- El retorno de los emigrantes fomentado por indemnizaciones económicas «será absolutamente voluntario».

- Los emigrantes tendrán derecho a traer a sus familias, pero éstas no tendrán derecho al trabajo.

- Se intentará «regularizar» las situaciones ilegales.

Fuentes laborales, no obstante, consideran que «no hay garantías administrativas; continuamos indefensos». En la colonia de emigrantes españoles existe un clima de sicosis, y se denuncian presiones administrativas y policiales.

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Los emigrantes estiman que si se permite que los familiares vengan a Francia, pero se impide que trabajen, será una forma solapada de expulsarlos. Comenta un emigrante que lleva quince años en Francia: «No podemos mantenernos con un solo sueldo. Si no trabaja mi mujer, o mi hijo, no podríamos subsistir. Así, negando la carta de residencia nos impiden trabajar, y, después de explotarnos durante tantos años, nos echan de vuelta a nuestro país.»

El regreso de los emigrantes a España no encontrará un clima social propicio para resolver sus elementales problemas laborales y económicos. En el transcurso de una rueda de prensa donde se informó de las negociaciones franco-españolas en torno a estos problemas, Jerónimo Arozamena declaró: «En España no se va a reducir la situación actual de paro, que ya es grave. No podrá impedirse ni a corto ni a medio plazo el problema del paro.

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