Reacciones contra la potencia nuclear de Pretoria

Cooperación nuclear y militar germano-surafricano

Una vez conocida la opinión de Estados Unidos sobre las aspiraciones nucleares «pacíficas» de Suráfrica, la República Federal de Alemania (RFA) se ha incorporado al grupo de países que ha condenado anticipadamente cualquier incursión ,del Gobierno de Pretoria por el club de los países atómicos. El Gobierno de Bonn se ha mostrado satisfecho con el compromiso surafricano de no realizar pruebas con bombas nucleares, aunque no tanto con el anticipo de que Pretoria empleará sus instalaciones nucleares, «para fines pacíficos», empezado por la central que ahora se construye junto a El Cabo, con el pa...

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Una vez conocida la opinión de Estados Unidos sobre las aspiraciones nucleares «pacíficas» de Suráfrica, la República Federal de Alemania (RFA) se ha incorporado al grupo de países que ha condenado anticipadamente cualquier incursión ,del Gobierno de Pretoria por el club de los países atómicos. El Gobierno de Bonn se ha mostrado satisfecho con el compromiso surafricano de no realizar pruebas con bombas nucleares, aunque no tanto con el anticipo de que Pretoria empleará sus instalaciones nucleares, «para fines pacíficos», empezado por la central que ahora se construye junto a El Cabo, con el patrocinio de Francia.

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La RFA centra su atención en este proyecto en vías de ejecución, una semana después de que trascendiesen a la opinión alemana los primeros documentos que revelan la cooperación germano-surafricano a nivel nuclear y militar.Bonn quiere que Pretoria suscriba cuanto antes el tratado de no proliferación de armas atómicas, lo cual equivaldría de hecho a abrir a Suráfrica las puertas de los países con avanzada tecnología nuclear, que es lo que parece pretenderse aunque cuidando de no escandalizar a los Gobiernos africanos del continente. Ahora se ha sabido que el ministro alemán de Asuntos Exteriores, Genscher, había pedido anteriormente «por enésima vez y con carácter de urgencia» que Suráfrica se adhiriera al tratado.

La advertencia del embajador Soviético en Bonn, Falin, el pasado 9 de agosto, no parece. descaminada. Falin pidió al Gobierno Federal que se abstuviese de dotar a Pretoria de tecnología nuclear por temor a que ésta pudiese convertirse en su día en una potencia contra las reivindicaciones de su propia población negra y en una amenaza para todo el continente: africano.

Ahora, la alarma presenta síntomas que no proceden precisamente de la «propaganda soviética», sino de informes que nacen de la propia Suráfrica. A pesar del embargo de armamento decidido por la ONU contra el Gobierno racista de Pretoria, algunos países de la OTAN, que ahora se alarman, han contribuido sistemáticamente a la dotación armada del país,de la segregación.

A cambio de esta ayuda, que a efectos alemanes consistió en envio de tecnología, Suráfrica, segundo productor de uranio del mundo capitalista después de Canadá, ofrece desde 1966 importantes cantidades de uranio. Desde 1967 Suráfrica, gracias a la ayuda de Francia, Gran Bretaña y RFA, dispone de sus propias instalaciones para el enriquecimiento de uranio, lo cual significa que se siente libre de dependencias exteriores en este sector.

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El Congreso Nacional Africano, movimiento de liberación de Suráfrica, ha facilitado a los periodistas acreditados en Bonn una serie de fotocopias de documentos existentes en los archivos del Gobier no de Pretokia y en ellos se revela la cooperación germano-surafricana a nivel de tecnología militar, especialmente durante el período de 1968 a 1976.

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