Cartas al director

La prensa del Estado

Te será fácil comprender la sorpresa causada en la redacción del diario Arriba por el ditorial publicado en EL PAIS con fecha 21 de agosto de 1977 y titulado: «Prensa y atentados de Estado».Como aclaración previa manifestamos inicialmente nuestro total acuerdo con dos tesis fundamentales del referido editorial: Por una parte, el anacronismo en que vive hoy la llamada prensa del Estado, situación que como profesionales padecemos más que nadie, y, por otra, lo cuestionable de la postura reflejada en el artículo aparecido en Arriba con fecha 19 de agosto último, que no es sino l...

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Te será fácil comprender la sorpresa causada en la redacción del diario Arriba por el ditorial publicado en EL PAIS con fecha 21 de agosto de 1977 y titulado: «Prensa y atentados de Estado».Como aclaración previa manifestamos inicialmente nuestro total acuerdo con dos tesis fundamentales del referido editorial: Por una parte, el anacronismo en que vive hoy la llamada prensa del Estado, situación que como profesionales padecemos más que nadie, y, por otra, lo cuestionable de la postura reflejada en el artículo aparecido en Arriba con fecha 19 de agosto último, que no es sino la opinión de un redactor concreto -cuyas iniciales F. O. figuraban al pie del artículo-, no imputable, por tanto, al sentir del grueso de la redacción.

Sin embargo, y al margen de esta aclaración, entendemos el editorial como injurioso para los profesionales de este periódico. En concreto, la frase «... Pese a seguir siendo redactados y dirigidos por los mismos periodistas que sirvieron como últimas lumbreras del franquismo ... », nos afecta de una manera especial y nos lleva al deseo de clarificar ciertos puntos.

Considerarnos, en primer lugar, como una ligereza el identificar determinados nombres que pudieran efectivamente haberse significado corno «últimas- lumbreras del franquismo» con una redacción que, en una gran parte, ha dado continuas pruebas de su posición ideológica, claramente democrática, actuando como vanguardia en cuantas acciones ha llevado adelante la profesión en su lucha reivindicativa. A titulo de ejemplo baste recordar la última huelga de prensa, donde este periódico estuvo desde los primeros momentos a la cabeza.

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Nos extraña, por otra parte, esta generalización, que se traduce en un descrédito para nosotros, cuando el propio director de EL PAIS fue, en otro tiempo, redactor-jefe del diario Pueblo y responsable de los «Servicios Informativos» de Televisión Española, en épocas de indudable connotación franquista. Nos extraña, igualmente, cuando en EL PAIS, como en otros medios informativos nacionales, hoy aureolados del reconocimiento democrático, abundan acreditados profesionales procedentes de Prensa del Movimiento.

Lamentamos que el intrincado tema de «prensa del Estado», antes «del Movimiento», haya sido tratado por EL PAIS con evidente superficialidad, en lugar de hacerlo como es habitual en sus espacios editoriales, de modo más coherente, documentado y profundo. Nosotros, como profesionales de la información, somos los primeros que deseamos se aclare de una vez por todas la situación de los medios en que trabajamos. Desgraciadamente, cuando los rumores vuelven a apuntar a una modificación en las estructuras de la prensa del Estado, los trabajadores hemos de confesar la falta total de participación en los proyectos que se manejan, situación agravada por la aparente falta de interés demostrado por los propios partidos políticos y centrales sindicales, en clarificar el tema

Creemos que el futuro de los Medios de Comunicación Social del Estado es tan importante como para que surja de un debate parlamentario, clarificador, urgente y realista, debate al que poco parecen estar aportando determinados sectores de opinión.

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