En medio de un clima de violencia, Isabel II inicia su visita al Ulster

Un muchacho de dieciséis años murió ayer en Belfast a consecuencia de los disparos de un soldado británico. El incidente se produjo cuando un grupo de jóvenes se manifestaban contra las fuerzas armadas en la zona republicana de la capital de Irlanda del Norte.

El que resultó muerto lanzaba bombas de fabricación casera a los soldados, según la declaración de la policía. El enfrentamiento fue uno de los múltiples que tuvieron lugar ayer, con motivo del sexto aniversario de la puesta en vigor de una ley que permite en el Ulster el encarcelamiento sin juicio previo de sospechosos de terrori...

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Un muchacho de dieciséis años murió ayer en Belfast a consecuencia de los disparos de un soldado británico. El incidente se produjo cuando un grupo de jóvenes se manifestaban contra las fuerzas armadas en la zona republicana de la capital de Irlanda del Norte.

El que resultó muerto lanzaba bombas de fabricación casera a los soldados, según la declaración de la policía. El enfrentamiento fue uno de los múltiples que tuvieron lugar ayer, con motivo del sexto aniversario de la puesta en vigor de una ley que permite en el Ulster el encarcelamiento sin juicio previo de sospechosos de terrorismo.Pocas horas después, la violencia desatada en el territorio cobró una nueva víctima, ésta vez un soldado, británico que fue abatido a balazos por un grupo de activistas del IRA, también en Belfast.

En el momento de la visita de la reina Isabel el recrudecimiento del terrorismo subraya los temores de que en las próximas 48 horas se produzcan hechos aún más graves en la provincia. La «operación monarca», con la que se quiere proteger la vida de la soberana a lo largo de esta visita, implica a más de 32.000 soldados y agentes del orden y ya está en pleno funcionamiento.

El diario conservador Daily Telegraph recogía ayer la impresión que existe en Irlanda del Norte acerca de si vale la pena de correr tanto riesgo por un viaje durante el cual sólo un porcentaje mínimo del millón y medio de habitantes de la provincia verá a la reina británica, que ni siquiera irá a las dos principales ciudades del conflictivo territorio. Una parlamentario laborista se ha dirigido al primer ministro responsabilizándolo de lo que le pueda ocurrir a la reina durante las próximas horas. Otros han pedido la suspensión del viaje.

Temor a un golpe del IRA

El miedo a que el IRA ejecute con este motivo un golpe de efecto es compartido al parecer por el FBI norteamericano, que según informaciones aparecidas ayer ha enviado agentes suyos a seguir la excursión real. La intensificación de las actividades del IRA en las zonas republicanas de Londonderry y Belfast, donde dos soldados han sido gravemente heridos y un policía también recibió disparos y se halla en estado crítico, han sido según la propia organización militar de los extremistas católicos sólo un preludio de lo que ocurrirá en seguida. Para los habitantes de Belfast, una de las ciudades a las que no irá la reina, las precauciones son especialmente engorrosas, porque comprenden registros que ya han causado grandes atascos, y desesperación entre los que van y vienen de sus trabajos.Ayer por la tarde se dieron a conocer informaciones según las cuales el liderazgo del IRA provisional ha ordenado a sus miembros evitar cualquier atentado contra la familia real. Un portavoz de la organización ha considerado que un acto de esas características tendría repercusiones políticas perjudiciales.

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Banderas negras de muerte

El IRA prepara para hoy una gran manifestación en la capital del Ulster, al mismo tiempo que la reina ofrece una recepción en un castillo a seis kilómetros de Belfast.Los provisionales llevarán banderas negras «simbolizando que el Gobierno de la reina en Irlanda significa muerte», según la interpretación de un representante del IRA.

De hecho, hasta la elección de las fechas del viaje de la reina resulta simbólica. Se produce entre el sexto aniversario de la introducción de una ley que permite el encarcelamiento sin juicio previo y dos días antes de una conmemoración protestante que siempre ha llevado violencia a las calles de Londonderry.

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