El gobernador civil de Madrid prohíbe una reunión de militares de la República

Los militares profesionales separados del servicio a raíz de la guerra civil vieron suspendida ayer la primera reunión de su asociación, por orden del gobernador civil de Madrid, Juan José Rosón.

Dichas personas se hallan en trámite de constitución legal de la Asociación Benéfica de Militares Separados del Servicio (Abemis), que espera «realizar cuantas gestiones y trámites sean precisos para impulsar cuantas mejoras en la situación profesional y económica de los militares separados del servicio correspondan », así como «asistir a los propios asociados, a las viudas, esposas y demás fam...

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Los militares profesionales separados del servicio a raíz de la guerra civil vieron suspendida ayer la primera reunión de su asociación, por orden del gobernador civil de Madrid, Juan José Rosón.

Dichas personas se hallan en trámite de constitución legal de la Asociación Benéfica de Militares Separados del Servicio (Abemis), que espera «realizar cuantas gestiones y trámites sean precisos para impulsar cuantas mejoras en la situación profesional y económica de los militares separados del servicio correspondan », así como «asistir a los propios asociados, a las viudas, esposas y demás familiares que de ellos dependan».Los promotores de Abemis, Juan José Gallego, José María Vázquez y Miguel Palacios, habían convocado a los militares que permanecieron fieles a la República, a una reunión, ayer a las siete de la tarde, en el local del Partido Socialista Obrero Español, situado en la calle Benigno Soto, al objeto de elegir a la junta directiva de la asociación. Para esta reunión han llegado a Madrid decenas de militares separados, muchos de ellos ancianos. Algunos proceden del extranjero, y uno de ellos, concretamente, de Venezuela. Los promotores de la asociación han logrado más de doscientas firmas de adhesión en Madrid, un número mayor en Valencia y números no determinados aún en el resto de España.

Uno de los promotores nos indicó que en total podrían pertenecer a la asociación unas 2.000 ó 3..000 personas.

En la exposición de motivos para denegar la reunión, el gobernador civil dice: «Considerando que los fines de la reunión solicitada son ilícitos, al pretender elegir la junta directiva de una asociación que no está legal mente reconocida, careciendo, por tanto, de personalidad jurídica para promover o convocar en su nombre ninguna asamblea o reunión, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo séptimo de la ley 17/76, de.29 de mayo, reguladora del derecho de reunión, en uso de las facultades que me confiere el artículo sexto del mencionado texto legal, he acordado prohibir la celebración del mencionado acto. »

« El gobernador civil incurre en petición de principio -dijo uno de los promotores-, ya que para formar una asociación legal hay que promoverla primero, que es lo que nos prohibe hacer, porque no tenemos existencia legal. Por otra parte, el gobernador se ha olvidado del artículo cuarto de la misma ley, que contempla claramente el caso de personas que quieren promover una asociación, sin ser aún personas juridicas. »

Esta parece ser una estación más del calvario por el que pasan desde hace 38 años los militares que permanecieron fieles al Gobierno de la República. Aunque casi todos ellos (hay algunas excepciones inexplicables) fueron amnistiados el pasado 30 de julio, sin embargo han visto cómo los funcionarios civiles de la República han recibido el reconocimiento de sus derechos activos y pasivos, han sido reincorporados a sus puestos y escalafones, o han pasado a la jubilación con pensiones equiparables a las de los otros funcionarios. «Para negar nosá nosotros todo eso -dijo uno de nuestros informantes- el has ta ahora ministro del Ejército, teniente general Alvarez Arenas, dijo que en nosotros incurrían circunstancias especiales. Yo no digo nada de volver a las filas del Ejército, porque gran parte de nosotros estaríamos en la reserva o el retiro; tampoco estamos en condiciones físicas de volver al servicio, y tenernos nuestra vida hecha ya a otra cosa. Lo que que remos es la restauración de nuestro honor, y la aplicación de la amnistía con sentido no discriminatorio; es más, queremos la aplicación de la amnistía a todos, pues los que tuvimos mando de grandes unidades en la guerra, ni siquiera hemos sido amnistiados.»

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