Entrevista:

Acaba la colaboración artística entre Nuria Espert y Víctor García

Esta semana se terminan en España las representaciones de Divinas palabras, de Valle Inclán, en versión de Víctor Garcia y con Nuria Espert como primera actriz. La última localidad española que ha visto la obra es Castellón de la Plana, después de que la compañía estuviera casi una quincena en Londres, en el Teatro Nacional Británico. Divinas palabras ha recorrido España y gran parte del extranjero desde que se estrenó, hace casi dos años. Con la última representación acaba también, de momento, la relación artística Nuria Espert-Víctor García, que ha dado a la historia del teatro español moder...

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Esta semana se terminan en España las representaciones de Divinas palabras, de Valle Inclán, en versión de Víctor Garcia y con Nuria Espert como primera actriz. La última localidad española que ha visto la obra es Castellón de la Plana, después de que la compañía estuviera casi una quincena en Londres, en el Teatro Nacional Británico. Divinas palabras ha recorrido España y gran parte del extranjero desde que se estrenó, hace casi dos años. Con la última representación acaba también, de momento, la relación artística Nuria Espert-Víctor García, que ha dado a la historia del teatro español moderno tres espectáculos: Las criadas, de Genet; Yerma, de García Lorca y la aún polémica versión del trabajo de Valle.

Al final de esta etapa, la actriz, con la que hablamos en Londres, es consciente de que su reconocimiento internacional se debe a tal cooperación y llega a un nuevo período de su carrera siendo miembro del comité internacional del Teatro de las Naciones, con Bergmann, Grotowski, Stein.... y del ejecutivo del ITI, Instituto Internacional del Teatro, basado en Estocolmo. Aparte de recibir el respaldo de estas entidades, Nuria Espert concentra los mayores elogios. Londres no fue una excepción. La polémica que se formó alrededor de Divinas palabras como montaje se detuvo ante la figura de Espert,- ¿Cómo puede usted describir su relación con el director Víctor García después de haber realizado con él estas tres obras?

- Yo creo que esta colaboración, de momento terminada, ha sido mutuamente beneficiosa. Ha sido rica, estrecha y conflictiva.

- Se ha criticado fuertemente el último espectáculo, Divinas palabras. ¿Tiene usted alguna reserva sobre ese montaje, ahora que todo ha acabado?

- Ha sido un espectáculo muy polémico, como todo lo que en arte rompe o transforma la tradición. El que lo ama lo ama apasionadamente y el que lo odia lo detesta con pasión. Valle Inclán, como todos los grandes artistas, puede ser leído a muchos niveles, incluso por una misma generación. Nuestro espectáculo es el único resultado posible de los temperamentos de Víctor y mío.

-¿En qué sentido ha sido positiva su relación con Víctor García?

- Ha sido positiva porque no tenemos nada que ver. Yo tengo todo lo que a Víctor le falta y él tiene la creatividad que yo no tengo.

- ¿Que le falta a Víctor García?

- Le falta convertir el éxtasis en madera, clavos, hierros y actores.

Antes y después de Franco

- Divinas palabras se estrenó quince días antes de la muerte de Franco. Antes usted estrenó las versiones de García de Yerma y Las Criadas. ¿Puede describir ahora aquella etapa predemocrática en la que usted se desenvolvió, en el plano teatral?

- En los últimos años de Franco fueron posibles muchos estrenos más que interesantes porque existía ya dentro del país la exigencia de la dignidad en la cultura y la recuperación de la dignidad en el teatro.Con titubeos, con retrocesos, con errores, el teatro honesto se fue haciendo un lugarcito en medio de la basura.

- ¿Qué pasará ahora?

- Después de cuarenta años de una censura de pesadilla, creo que es inevitable pasar por una etapa de exceso y de panfleto. Es inevitable y sano, quizá. Esperemos que no sea larga esa etapa y que llegue cuanto antes un desarrollo verdadero del teatro español, que tiene condiciones inigualables para un nuevo florecimiento.

- ¿Qué condiciones son esas?

- En primer lugar, su propia historia. Luego, las condiciones histriónicas, en el buen sentido de la palabra, del pueblo español, y finalmente el haberse saltado, por causas dramáticas, las etapas de academicismo y clasicismo que tienen encorsetada a la mayor par te del teatro europeo.

- ¿De qué modo cree usted que el proceso político ha cambiado los términos culturales del país?

- No ha variado el criterio cultural. Entiendo que hay otros temas prioritarios que son los que se están abordando ahora, pero que nadie se confunda creyendo que el ablandamiento de la censura es ni siquiera prólogo de la profunda transformación que precisan los criterios culturales.

- En su campo, el teatro, ¿cómo orientaría usted una evolución viable para nuestro país, desde el punto de vista de las relaciones sobre todo económicas Gobierno-teatro?

- A mí me gustaría, para,el comienzo, algo parecido al sistema francés, es decir, «tú has hecho esto y vas a hacer eso: pues te toca tanto». No es lo ideal, pero podría ser un comienzo del fin de la arbitrariedad que hemos padecido. Por otro lado, los profesionales españoles deben ser llamados para hacer una ley de Teatro perfeccionable de la cual partir y que proteja a los que no somos simpáticos.

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