Ostos, torero y mandón
Lo mejor de la corrida corrió a cargo de Jaime Ostos, que ha vuelto a los toros con muchas ganas y que, con su sobrado oficio y sentido de la responsabilidad, ha estado en torero y mandón. Toda la tarde muy bien colocado como director de lidia. En la faena al primero se dobló con eficacia, el manso se fue a chiqueros y se aculó en tablas, y Ostos a base de mando y de aguante lo sacó de allí, con poderosos muletazos y luego, dándole los adentros, cuajó una serie sobre la derecha de gran temple, un gran pase de pecho y otra templada tanda con la diestra, un natural y el de pecho, y al final un p...
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Lo mejor de la corrida corrió a cargo de Jaime Ostos, que ha vuelto a los toros con muchas ganas y que, con su sobrado oficio y sentido de la responsabilidad, ha estado en torero y mandón. Toda la tarde muy bien colocado como director de lidia. En la faena al primero se dobló con eficacia, el manso se fue a chiqueros y se aculó en tablas, y Ostos a base de mando y de aguante lo sacó de allí, con poderosos muletazos y luego, dándole los adentros, cuajó una serie sobre la derecha de gran temple, un gran pase de pecho y otra templada tanda con la diestra, un natural y el de pecho, y al final un poco de barullo. Al cuarto, un mulo con afición al suelo, imposible faena. Mató con su habitual entrega y muy certero.El segundo de la tarde llegó a la muleta incierto y probón, Gabrielde la Casa trasteó por la cara sin confiarse. Al noble quinto, entre un fuerte aguacero, le dio dos verónicas y una revolera. Luego realizó una faena templada y ligada sobre la derecha, un trincherazo y uno de pecho fue lo mejor de una faena entonadilla, y un tanto despegada, en la que pecó de no cruzarse; mató pésimamente. Esperemos que la oreja que le dieron sus paisanos le sirva para torear mayor números de corridas.
Plaza de Carabanchel
Cinco toros de Los Campillones y uno de García Martín (4º lugar).Jaime Ostos: Vuelta. Silencio. Gabriel de la Casa: Silencio. Oreja. Manolo Arruza: Palmas y saludos. Palmas. Loa toros: Bien presentados, mansos y difíciles, excepto 5º y 6º, nobles. El 4º, un precioso colorao, fue devuelto por derrengado. El sobrero fue un mulo y además estaba derrengado.
Arruza, vulgar toda la tarde con el capote, banderilleó a sus dos toros con facilidad, pero vulgar. Valiente y voluntarioso, en el primero hizo una faena larga y sin calidad. En el sexto estuvo anodino y mostró una vez más su poca clase y un desesperante codilleo; se echa el toro encima y queda siempre descolocado para ligar el siguiente muletazo.