Comienza el Festival de Cine de Cannes

Cannes ofrece su acostumbrado aspecto al iniciar el treinta aniversario del famoso Festival de Cine: un abigarrado conjunto de anuncios, carteles, desplegables y complicados ingenios móviles que ponderan las ventajas comerciales de tal o cual título.

La fórmula funciona bien, y la formidable organización posibilita un orden perfecto, en el que cabe una riada de miles de invitados, críticos, periodistas, fotógrafos, profesionales de todo tipo, y los responsables de cada filme, que acuden expectantes al complicado ceremonial de cada día; estreno, conferencias de prensa, sesiones de fotogr...

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Cannes ofrece su acostumbrado aspecto al iniciar el treinta aniversario del famoso Festival de Cine: un abigarrado conjunto de anuncios, carteles, desplegables y complicados ingenios móviles que ponderan las ventajas comerciales de tal o cual título.

La fórmula funciona bien, y la formidable organización posibilita un orden perfecto, en el que cabe una riada de miles de invitados, críticos, periodistas, fotógrafos, profesionales de todo tipo, y los responsables de cada filme, que acuden expectantes al complicado ceremonial de cada día; estreno, conferencias de prensa, sesiones de fotografía, entrevistas televisadas, encuestas y agasajos, para encontrarse al final con una publicidad mundial gratuita que permitirá vender la obra a todos los países en unas condiciones espléndidas.El primer día, tradicionalmente, todavía permite un pequeño respiro en el implacable ritual cotidiano. Aún no han llegado todas las personalidades invitadas, ni están concluidas las formalidades administrativas para albergar a los interesados. La programación todavía deberá experimentar algunos ligeros retoques antes de comenzar el itinerario incansable de títulos y manifestaciones paralelas.

Como siempre, los organizadores han reservado algunos platos, fuertes para la programación competitiva, como agradecido homenaje a un aniversario sonado. El catálogo incluye películas de Saura, George Roy Hill, Hall Ahsby, Jan Troell, Dino Risi, Ken Russell, Tisvan Tzabo, Theo Angelopoulos, los hermanos Taviani, Claude Goretta, Marguerite Duras, y otros muchos. El primer día ha sido, también como se esperaba, muy flojo en calidad. Sólo dos títulos, La habitación del obispo, de Dino Risi, y una versión de Ifigenia, a cargo de Michael Cacoyannis, viejos habituales del festival, con lo que se cumple, una vez más, la regla no escrita de que los nombres se repiten de una edición a otra. Michel d'Ornano, ministro de Cultura, todavía no repuesto de su fracaso en las recientes elecciones a la alcaldía de París, ha sido el oficiante de la lucida ceremonia oficial de apertura de este festival 1977.

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