El año 1939 se institucionalizó el fraude en la fiesta

La conferencia pronunciada por el ahogado Angel Fernández Mayo en "Los de José y Juan" en la que hizo referencia a temas políticos, despertó encontradas reacciones. Angel Fernández señaló en esa conferencia que la demagogia inventó un torero de falsa popularidad que antepuso al toreo puro.

La fiesta de los toros ha ido en España por delante del cambio político y ante la democracia debe adaptarse a la situación política, mediante una modificación a fondo de unas estructuras arcaicas e inmovilistas. El abogado Angel Fernández Mayo manifestó estas ideas en el transcurso de la conferencia e...

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La conferencia pronunciada por el ahogado Angel Fernández Mayo en "Los de José y Juan" en la que hizo referencia a temas políticos, despertó encontradas reacciones. Angel Fernández señaló en esa conferencia que la demagogia inventó un torero de falsa popularidad que antepuso al toreo puro.

La fiesta de los toros ha ido en España por delante del cambio político y ante la democracia debe adaptarse a la situación política, mediante una modificación a fondo de unas estructuras arcaicas e inmovilistas. El abogado Angel Fernández Mayo manifestó estas ideas en el transcurso de la conferencia en «Los de José y Juan», declaraciones que motivaron una airada reacción de algunos asistentes, que abandonaron el salón, mientras el público ovacionaba al conferenciante, en el momento que decía que afortunadamente jamás volverán los tiempos de , El Cordobés, fenómeno artificial creado en los años sesenta del triunfalismo tecnocrático de los ministros del Opus Dei.La demagogia -dijo- inventó un torero falsamente popular, que anteponían al toreo puro y de escuela de Antonio Bienvenida, al que presentaban como un toyero de los nostálgicos de la Monarquía, cuando no era así; Bienvenida tenía seguidores entre los verdaderos aficionados tanto de izquierdas como de derechas. La gran revolución del toreo surge después de la revolución francesa y es el paso del toreo a caballo feudal al toreo a pie. La edad de oro del toreo coincide con un período democrático, desde el año 1923 hasta 1936, con la excepción de la dictadura de Primo de Rivera que curiosamente creó el primer monopolio al conceder a la empresa Jardón, de Madrid, la explotación de la plaza por cuarenta años. Eston son los años de Joselito y Belmonte.

El año 1939 se institucionaliza el fraude en la fiesta -sigue diciendo Fernández Mayo-, se crea el mito Manolete, la exaltación de la raza y la humanización de la fiesta; el peto se convierte de simple protección, en barricada donde se destroza al toro; la puya en barrena y lo que es peor: se afeitan los toros. Sin embargo, cruel paradoja, Manolete muere en los pitones de un toro humanizado. En los años cincuenta, a raíz de la denuncia que del afeitado hace Antonio Bienvenida, mejoran los toros; hay tres grandes toreros clásicos: Ordóñez, Bienvenida y Rafael Ortega; sin embargo, gusta al público el tre,medismo de un Litri o Chicuelo II. En estos años surge la crítica independiente encabezada por Cañabate y Julio de Urrutia. Los sesenta son antidemocráticos y negativos para la fiesta, que vuelve a servir para el manejo político, que reinstaura la corrupción y el fraude, Matesa y el Cordobés. En los años setenta se inicia la protesta social en Las Ventas; la andanada del ocho simboliza esta protesta y constítuye un factor decisivo del cambio que se empieza a operar: el toro íntegro ha vuelto a los ruedos. Pero para llegar a una fiesta democrática aún queda mucho. En primer lugar hay un monopolío empresarial, inmovilista y antisocial; unas estructuras arcaicas que deben desaparecer. Así éomo el.grave problema de la escasez de lidiadores de calidad, de maestros del toreo.

Una fiesta democrática -añadió el conferenciante- precisa de la verdadera participación del aficionado, mediante la dirección técnica del espectáculo, que debe quedar desvinculado del poder político que hoy día lo rige, a través de Gobernación. Señaló Angel Mayo la necesidad de crear un consejo rector de la fiesta y un instituto de estudios taurinos. La fiesta en la actualidad es un enorme anacronismo y no puede tener futuro si no adecua sus estructuras al momento histórico que vive el país.

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