"Es una gran obra de reflexión política"

Declara Juan Antonio Hormigón, adaptador de «Julio César», de Shakespeare

Esta noche se estrena en el teatro nacional María Guerrero la obra Julio César, de William Shakespeare, en adaptación de Juan Antonio Hormigón y dirección de José María Morera. El pasado verano la obra figuró en la programación de los Festivales de España, siendo vista por unos cien mil espectadores.Julio César pertenece al ciclo romano del teatro histórico de Shakespeare. El adaptador del texto, Juan Antonio Hormigón, autor y director teatral, considera que es «una gran obra de reflexión política» y la ha subtitulado La ambición del poder. «Pienso que Shakespeare -dice-, ...

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Esta noche se estrena en el teatro nacional María Guerrero la obra Julio César, de William Shakespeare, en adaptación de Juan Antonio Hormigón y dirección de José María Morera. El pasado verano la obra figuró en la programación de los Festivales de España, siendo vista por unos cien mil espectadores.Julio César pertenece al ciclo romano del teatro histórico de Shakespeare. El adaptador del texto, Juan Antonio Hormigón, autor y director teatral, considera que es «una gran obra de reflexión política» y la ha subtitulado La ambición del poder. «Pienso que Shakespeare -dice-, al no tener a su alcance el método de análisis histórico que hoy poseemos, erró en algunos de sus puntos de vista respecto al proceso que contaba. Sí nos dio unos modelos de comportamiento humano sumamente lúcidos, lo que nos cuenta como máquina histórica sobre la lucha por el poder tiene mayor contemporaneidad.»

Una profundización en la documentación histórica y una acentuación del carácter parabólico dominan la lectura realizada por Hormigón. «No se trata de buscar paralelismos mecánicos con nuestro tiempo, sino descubrir, a través de unos comportamientos históricos, otros comportamientos próximos. Esta relación no es directa, sino dialéctica en todos los sentidos y direcciones. En la adaptación he introducido interpolaciones y he desarrollado nuevos personajes y escenas para presentar el conjunto de una sociedad y ver cómo esa lucha por el poder se produce en el interior de la clase dominante, pero afecta a todo el conjunto social. No muestro un pueblo heroico, sino un pueblo alienado, que tiene un pequeño destello de conciencia civil. Era el pueblo de la Roma de César y ha sido y es la situación de los pueblos de determinados países del mundo. Pretendo movilizar al espectador a partir de esta contemplación.»

Hormigón ha realizado otros trabajos de adaptación de los clásicos: «Shakespeare es uno de los más grandes dramaturgos por el intrínseco valor de sus obras, al mostrar unos comportamientos humanos. No estoy de acuerdo con los trabajos de adaptación que modernizan la fachada ni con la destrucción pura y simple de los contenidos humanistas que nos han legado los clásicos. El problema que me planteo es cómo conservar y desarrollar los elementos contemporáneos de las obras clásicas para que sean útiles a los hombres de nuestro tiempo. En la obra de Shakespeare se pueden conservar los elementos fundamentales y desarrollar el resto con criterios actuales. Un trabajo de este tipo exige un periodo de análisis, de documentación y una cuidadosa escritura escénica.»

Para Juan Antonio Hormigón, «un teatro responsable debe actuar como elemento reformador de la sociedad». «He querido en Julio César llevar la política al escenario, mientras lo que se hace en muchas ocasiones es seguir manteniendo las mismas estructuras ideológicas en el escenario y colocar la política alrededor como elemento de reclamo. En Shakespeare hay una amarga reflexión sobre la historia de Inglaterra y su propia sociedad. En este sentido actúa ya como elemento de transformación, pero la vía de transformación que propone es la de un burgués ilustrado contra los restos de feudalismo que dominaban la sociedad de su tiempo. Los elementos que aseguran la contemporaneidad de Shakespeare son la capacidad de mostrarnos los comportamientos humanos y los enfrentamientos en un determinado contexto social.»

La obra, dividida en trece cuadros, tiene una duración aproximada de tres horas. Son principales intérpretes: Guillermo Marín, Gemma Cuervo, Pablo Sanz, Ana María Barbany, Pedro del Río, Ramón Durán, Miguel Palenzuela y Ramón Pons. El María Guerrero es el único teatro nacional que existe, tras el incendio del Español y el cierre de los teatros de Barcelona, Valencia y Zaragoza.

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