Cartas al director

Escuelas de democracia

El domingo 10 de octubre de este año se publicó en el diario que usted dirige un editorial titulado «La derecha, sin líderes», en el que hace referencia a la Alianza Popular. Su último párrafo dice: «esta alianza... no es sino la alianza de las sombras del franquismo histórico. El del Opus Dei, la Acción Católica, la Falange, el Corporativismo y el Estado de Obras todo junto. El del Espíritu de Cruzada ... »Sin estar en desacuerdo con el fondo del editorial, me permito manifestar mi disconformidad con colocar a la Acción- Católica en el mismo carro que sus verdugos. Efectivamente, la Acción Ca...

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El domingo 10 de octubre de este año se publicó en el diario que usted dirige un editorial titulado «La derecha, sin líderes», en el que hace referencia a la Alianza Popular. Su último párrafo dice: «esta alianza... no es sino la alianza de las sombras del franquismo histórico. El del Opus Dei, la Acción Católica, la Falange, el Corporativismo y el Estado de Obras todo junto. El del Espíritu de Cruzada ... »Sin estar en desacuerdo con el fondo del editorial, me permito manifestar mi disconformidad con colocar a la Acción- Católica en el mismo carro que sus verdugos. Efectivamente, la Acción Católica tuvo una característica determinada, como toda la Iglesia española, en los años cuarenta, pero ella fue la que sirvió de embrión a la Iglesia postconciliar y al catolicismo actual. De ella surgieron movimientos como la HOAC, la JOC, las JEC, Los Graduados, etcétera, todos ellos auténticas escuelas de democracia de cuyos hombres se han beneficiado tantísimos partidos.

Cuando en nuestro país ninguna voz se levantaba, fuera de la oficial, y un diario como EL PAIS era impensable, las únicas voces auténticamente obreras que se oían surgían de algunos movimientos de Acción Católica; véase si no la colección del Boletín de la HOAC (serie verde) y el periódico Juventud Obrera, publicado por la JOC; creo también que la última etapa del semanario Signo dista mucho de constituir solidaridad alguna con los protagonistas de Alianza Popular. Todas estas revistas perecieron precisamente en manos de la ley de Prensa que hoy está en vigor y que tuvo como autor al señor Fraga Iribarne, y que es presentada como «acto mínimamente liberador» por el editorialista de EL PAIS. Merecieron también los más burdos ataques de [os labios del señor Martín-Sánchez Juliá, de acuerdo con el Gobierno de entonces, en conferencia a los obispos reunidos en Roma con motivo del Concilio.

Esta Acción Católica, identificada con los movimientos apostólicos que federaba, puede decirse que pereció por obra y gracia del Estatuto de Acción Católica que promulgó la Conferencia Episcopal bajo la inspiración del entonces consiliario general de la misma, monseñor Guerra Campos. Mediante este acto, la Conferencia dio cumplimiento a las múItiples presiones y demandas del poder político de aquel entonces.

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No es este momento para hacer una historia de estos cuarenta últimos años, pero hemos de reconocer que no han sido ni mucho menos agradables para hombres de Iglesia que hemos tenido que sufrir incomprensión y muchos disgustos no sólo del poder civil, sino también de nuestros pastores que se llevaban muy bien con él.

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