Tribuna:

El más insignificante oficio

«Es el más insignificante oficio jamás concebido por la mente humana». John Adams, el primero de los 41 vicepresidentes que han tenido los Estados Unidos, definía así, en una carta dirigida a su esposa, el puesto que ocupaba en el poder ejecutivo norteamericano. Thomas Marshall, también vicepresidente de los Estados Unidos, contaba con frecuencia la siguiente historia: «Eran dos hermanos: uno se perdió en un viaje por mar y el otro fue elegido vicepresidente. De ninguno de los dos se oyó hablar nunca más ... »A lo largo de los doscientos años de historia norteamericana, el vicepresidente de la...

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«Es el más insignificante oficio jamás concebido por la mente humana». John Adams, el primero de los 41 vicepresidentes que han tenido los Estados Unidos, definía así, en una carta dirigida a su esposa, el puesto que ocupaba en el poder ejecutivo norteamericano. Thomas Marshall, también vicepresidente de los Estados Unidos, contaba con frecuencia la siguiente historia: «Eran dos hermanos: uno se perdió en un viaje por mar y el otro fue elegido vicepresidente. De ninguno de los dos se oyó hablar nunca más ... »A lo largo de los doscientos años de historia norteamericana, el vicepresidente de la nación ha sido un hombre gris, cuya única misión relevante era la de sustituir al presidente en caso de muerte, incapacidad o dimisión, sin jugar ningún papel activo en la política cotidiana de] país.

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Sin embargo, de los 37 presidente de los Estados Unidos, 13 ocuparon antes el cargo de vicepresidente o, lo que es lo inismo, de los 41 vicepresidentes que ha tenido Norteamérica, aproximadamente un tercio han llegado a la Casa Blanca, bien por elección, bien por ascenso automático a la presidencia.

Ahora bien, teniendo en cuenta que se ha producido un atentado contra cinco presidentes y que uno de cada nueve presidentes murió asesinado, puede apreciarse ¡a ]Mportancia de ese oscuro acompañante del candidato presidencial en la papeleta electoral. Ocho vicepresidentes alcanzaron la Casa Blanca por muerte del presidente y sólo uno por dimisión de aquel.

En los primeros tiempos de la República estadounidense, el vicepresidente se limitaba a cumplir su misión constitucional de presidir el Senado, pero sin derecho a voto. Su alejarniento de la política era tal que ni siquiera asistía a las reuniones del Gabinete, ni tenía una oficina propia, cerca de la Casa Blanca, sino sólo un despacho en el Capitolio.

Más recientemente, sin embargo, el vicepresidente ha ido tomando una mayor importancia. Ocupa la vicepresidencia del Consejo de Seguridad Nacional, asiste a las reuniones jel Gobierno, es vicepresidente del domesikcouncil y, sobre todo, se encarg,con frectiencia de representar a país en el extranjero.

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La notoriedad del cargo de vicepresidente en los últimos años ha venido di,da más por las personai concretas que ocuparon el pueste que por li, importancia de sus funciones.

Spiro,Agnew, vicepresidente de Nixon, dimitía ante el escándalo provocado por la noticia de que durante años había evadido impuestos. Cuando le sustituyó Ford, nadie pensaba en él como posible presidente. Sin embargo, el escándalo Watergate y la consiguiente dimisión de Nixon provocó la situación acual, en que ni Ford ni su vicepresidente, Nelson RocUeller, han sido elegidos por votac~ón, pese a lo cual han gobernadú el país durante dos años y medio.

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