Tensiones siderúrgicas en la CEE
La Comisión de las Comunidades Europeas no ha reaccionado ante la decisión norteamericana de contingentar las importaciones de aceros especiales, originarios del Mercado Común y Suecia. Se espera, dicen en medios de la CEE, la comunicación oficial por parte de Washington.Se recuerda que los europeos podrían pedir explicaciones a los USA, por dicha medida unilateral -provocada en parte por el clima electoral americano- en el seno del SATT.
Otra de las preocupaciones de la Comisión Europea, siempre en el sector siderúrgico, es el anuncio de formación de una asociación de productores sider...
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La Comisión de las Comunidades Europeas no ha reaccionado ante la decisión norteamericana de contingentar las importaciones de aceros especiales, originarios del Mercado Común y Suecia. Se espera, dicen en medios de la CEE, la comunicación oficial por parte de Washington.Se recuerda que los europeos podrían pedir explicaciones a los USA, por dicha medida unilateral -provocada en parte por el clima electoral americano- en el seno del SATT.
Otra de las preocupaciones de la Comisión Europea, siempre en el sector siderúrgico, es el anuncio de formación de una asociación de productores siderúrgicos de Alemania Federal, Holanda, Bélgica y Luxemburgo, cuyas firmas elaboran actualmente el 43 por 100 de la producción siderúrgica comunitaria.Los expertos de la Comisión dicen estudiar con detalle los estatutos de la futura asociación (vivamente criticada por la agrupación de empresas siderúrgicas francesas), que, en principio, no es contraria a las reglas de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), excepto si supone un peligro para la libre competencia comercial en el sector.
La Comisión Europea consciente de los problemas actuales de la siderurgia europea, espera proponer en un futuro próximo una política comunitaria del acero.
Hay que recordar que, en la futura adaptación técnica del acuerdo comercial preferente España-Mercado Común, los comunitarios pretenden introducir un «mini-acuerdo» CECA que equivaldría, al parecer, a un desarme arancelario moderado (del 10 al 15 por 100) entre España y la CEE en productos siderúrgicos.