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Gómez de las Roces,

presidente de la Diputación zaragozana, ha sido favorecido con el pomposo título de Batallador de Aragón 1975. El mote recuerda al rey aragonés Alfonso I, a quien los cronicones de la época apodaron El Batallador, en razón de su intensa actividad bélica. Hoy la batalla es contra otras cosas quizá más perniciosas que la presencia de la morisma en el viejo reino: el galopante despoblamiento de la región, la huida de los capitales locales en busca de zonas más rentables y el subsiguiente subdesarrollo, entre otros males menores. A lo mejor, el año que viene el premio recae en person...

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presidente de la Diputación zaragozana, ha sido favorecido con el pomposo título de Batallador de Aragón 1975. El mote recuerda al rey aragonés Alfonso I, a quien los cronicones de la época apodaron El Batallador, en razón de su intensa actividad bélica. Hoy la batalla es contra otras cosas quizá más perniciosas que la presencia de la morisma en el viejo reino: el galopante despoblamiento de la región, la huida de los capitales locales en busca de zonas más rentables y el subsiguiente subdesarrollo, entre otros males menores. A lo mejor, el año que viene el premio recae en personas menos comprometidas con las esferas oficiales: por ejemplo, en los de Andalán, la batallona publicación zaragozana que tanto lleva predicando en aquel desierto, a Labordeta, que canta eso de entre todos hay que levantar.

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