Pelé, 80 años del jugador perfecto
El brasileño lleva meses recluido en una mansión costera, indiferente a los rumores sobre su salud y firme en la memoria de quienes lo vieron en la cancha
Dicen que las leyendas no mueren. Si ganara días por cada vez que trataron de matarlo en vida, el brasileño Pelé, que cumple 80 años este viernes, ya podría evaluar la posibilidad de ser eterno. La última tentativa fue el 2 de mayo de 2019, cuando un meme publicado en WhatsApp decía que uno de los grandes jugadores ...
Dicen que las leyendas no mueren. Si ganara días por cada vez que trataron de matarlo en vida, el brasileño Pelé, que cumple 80 años este viernes, ya podría evaluar la posibilidad de ser eterno. La última tentativa fue el 2 de mayo de 2019, cuando un meme publicado en WhatsApp decía que uno de los grandes jugadores de la historia del fútbol había muerto esa misma mañana. Sin embargo, resistente a los rumores y al avance de la edad, Edson Arantes do Nascimento continúa vivito y coleando. Sea en el imaginario de quien solo lo conoce como leyenda, sea en la memoria de quien tuvo el privilegio de verlo jugar.
“Estoy totalmente convencido: nunca más va a aparecer nada igual a Pelé”, dice al teléfono Pepe, que fue compañero del rey del fútbol por más de 10 años en el Santos brasileño. “Fue el único jugador perfecto que existió. Era un atleta tan completo que, si quisiera jugar en el arco, habría sido el mayor arquero de todos los tiempos”. En una era marcada por los triunfos de Messi y de Cristiano Ronaldo, las definiciones de Pepe sobre su antiguo compañero pueden sonar a exageración o camaradería, pero existe una seguridad prácticamente unánime entre los testigos del auge de su carrera, en los sesenta, de que el trono de Pelé –elegido el Atleta del Siglo XX por la FIFA– jamás será ocupado.
A pesar de la amistad que perduró por décadas, sus excompañeros del Santos relatan que los encuentros con Pelé son escasos. “Cada vez que pasa por la panadería para reencontrarse con amigos y charlar con nosotros, es un lío a su alrededor, con toda la gente que quiere un autógrafo”, cuenta desde la ciudad Mengálvio, otro integrante del legendario equipo santista. Pocos consiguen hoy tener acceso al rey, que permanece recluido en su mansión en Guarujá, una ciudad costera a 100 kilómetros de São Paulo, debido a los cuidados adoptados desde el inicio de la pandemia. Por formar parte de un grupo de riesgo para el coronavirus, sobre todo por tener solo un riñón –tuvo que extirparse el otro después de recibir un golpe durante un partido–, cumple con un aislamiento estricto, que reduce la convivencia a los familiares más cercanos y los miembros esenciales del personal que maneja su agenda.
Todavía patrocinado por una docena de marcas, a pesar de que han pasado 43 años desde que dejó de jugar profesionalmente, el ídolo de varias generaciones le puso un freno a su rutina de compromisos publicitarios. Como resume uno de sus asesores, el rey está de parón al menos hasta que haya una vacuna contra la covid-19. Sin embargo, a través de aplicaciones para celular, grabó algunos comerciales, mensajes para ONG que apoya e inclusive vídeos para el club de su corazón: participó en una charla online entre los presidentes del Santos y de la Confederación Brasileña del Fútbol para ayudar al club a solicitar ayuda financiera a la entidad. Su única compañía a lo largo de la cuarentena es la empresaria Márcia Cibele Aoki, su tercera esposa, con quien se casó en 2016.
Mucho antes de la pandemia, las limitaciones de movilidad que sufre Pelé habían reducido el ritmo de los eventos sociales en los que participaba. Desde 2012, viene perdiendo masa muscular y renguea de la pierna derecha por un problema en la cadera, afectada por muchos años de actividad en un deporte de alto rendimiento. También tiene dos hernias de disco, por lo que comenzó a andar con muletas, andador y hasta silla de ruedas. En apariciones recientes con su aspecto físico debilitado, dejó preocupados a los fans, acostumbrados al vigor y la energía que exhibía por todo el mundo hasta hace poco tiempo.
En una de esas apariciones, en 2018, subió al palco para el lanzamiento del Campeonato Carioca apoyado en un andador. La misma semana, la Asociación de Cronistas del Fútbol de Inglaterra anunció que Pelé había cancelado su presencia en un evento en Londres, porque se había desmayado y había sido internado en un hospital con un cuadro de cansancio profundo. Sus asesores desmintieron a la entidad, informando de que el rey no llegó a ser hospitalizado, pero prefirió cancelar el compromiso para dedicarse a las sesiones de fisioterapia en casa. Antes, ya había participado del sorteo del Mundial, en Rusia, en una silla de ruedas.
En abril del año pasado fue internado de emergencia en París tras participar de un encuentro con el delantero francés Kylian Mbappé. A la vuelta, en São Paulo, pasó más de tres días en un hospital, tratándose un cálculo renal. El problema en el riñón ya lo había asustado en 2014, cuando terminó en cuidados intensivos por complicaciones de una infección urinaria. Meses antes, la CNN también se dejó llevar por un rumor y dio la noticia de la muerte del rey en las redes sociales, que él mismo salió a negar. “Soy un hombre de Tres Corazones”, bromeó Pelé, haciendo referencia a la ciudad minera donde nació al desmentir la información falsa.
Otra fake news que lo irritó surgió a comienzos de este año, después de que su hijo mayor, el exarquero Edinho, sugiriera en una entrevista que su padre estaba con depresión. El exjugador emitió un comunicado para descartar el supuesto cuadro depresivo, pero reconoció que sufría altibajos, como cualquier persona mayor. “Estoy bien. Tengo mis días buenos y malos, eso es normal en personas de mi edad”, declaró. “Continúo aceptando mis limitaciones físicas de la mejor manera posible, pero pretendo mantener la pelota rodando”.
Sin embargo, una noticia que golpeó al rey a finales de marzo fue la muerte de su hermano menor, Jair Arantes do Nascimento, conocido como Zoca. “Que Dios lo reciba en el cielo y consuele a nuestra familia”, escribió Pelé en sus redes sociales. La pérdida del hermano, víctima de cáncer de próstata, coincidió con el inicio de la pandemia, lo que dejó al ídolo santista desanimado por algunas semanas. Cuando se ponía melancólico, antes del deterioro físico, Pelé solía refugiarse en la pesca, en una finca del Vale do Ribeira, en el interior del estado de São Paulo. Pero sus limitaciones acabaron convirtiendo esas escapadas cada vez más esporádicas, lo que llevó a que vendiera el terreno en 2017.
Aunque se sienta bien en los últimos días, sobre todo por la proximidad de su 80 cumpleaños, Pelé no pretende estar presente en ninguno de los diversos homenajes que están previstos para festejarlo. Por estar en aislamiento y porque siempre prefirió celebraciones más íntimas para los cumpleaños. El Santos reservó una semana de tributos al rey, con derecho a sesiones de cine gratuitas para exhibir películas estrenadas por Pelé e inaugurar una placa conmemorativa instalada en la Vila Belmiro. En São Paulo, el Museo del Fútbol reabrió la semana pasada con una exposición interactiva dedicada a los 80 años del ídolo y a su trayectoria. Al comienzo del año, ya había ganado una estatua en el Museo de la Selección Brasileña, en Río de Janeiro.
Único jugador que conquistó tres Copas del Mundo, Pelé también fue celebrado en junio pasado, cuando se cumplieron los 50 años del tricampeonato obtenido en México. Ahora, ve a Neymar, otra estrella revelada por el Santos, acercarse a su récord de mayor goleador de la selección brasileña. El delantero del PSG, que, a los 28 años, no tiene ningún Mundial en su currículum, está a 13 goles de alcanzar los 77 marcados por el crac retirado en partidos oficiales. Sin embargo, para los súbditos del reinado pelesista, no hay quien pueda amenazar su trono como mayor de la historia. Blindado contra las polémicas en torno de sus posibles sucesores y a los rumores que auguran su final, el rey solo expresa su deseo de más reconocimiento para su obra. “Quiero que me reconozcan en vida”, reivindica al asegurar que no tiene miedo a la muerte. “Brasil es uno de los pocos países del mundo en los que el ídolo solo es bueno después de que muere”.