Will Smith dinamita la noche de ‘CODA’ en los Oscar 2022
La película sobre una familia de sordos consigue tres galardones y ‘Dune’ arrasa con los premios técnicos en una gala que será recordada por la bofetada del ganador a mejor actor al cómico Chris Rock. El español Alberto Mielgo obtiene el galardón al mejor corto de animación
Los Oscar querían gustar. Era un año en el que la Academia de Hollywood estaba dispuesta a todo, incluso a modificar la estructura de los premios más famosos del cine entregando ocho de ellos fuera de la gala, lo que provocó el repudio de toda la profesión. Sin embargo, la noche será recordada por el arranque violento de Will Smith, ganador de la estatuilla al mejor actor protagonista, que propinó una bofetada al ...
Los Oscar querían gustar. Era un año en el que la Academia de Hollywood estaba dispuesta a todo, incluso a modificar la estructura de los premios más famosos del cine entregando ocho de ellos fuera de la gala, lo que provocó el repudio de toda la profesión. Sin embargo, la noche será recordada por el arranque violento de Will Smith, ganador de la estatuilla al mejor actor protagonista, que propinó una bofetada al cómico Chris Rock después de que este hiciera un chiste sobre su esposa, Jada Pinkett Smith, que sufre alopecia. Durante su discurso de agradecimiento, Smith pidió disculpas a la Academia y a los nominados por haber golpeado a Rock. “Denzel me ha advertido: ‘Ten cuidado en tus mejores momentos. Es cuando el diablo viene a por ti”, dijo entre lágrimas el actor, galardonado por encarnar a Richard Williams, el padre de las tenistas Serena y Venus Williams, en El método Williams.
“Richard Williams fue un defensor de su familia”, continuó Smith en su discurso, que pronunció en un silencio incómodo de los asistentes, que todavía no entendían muy bien qué es lo que habían presenciado. Fuera del teatro, el momento ya era el tema de conversación mundial en las redes sociales. “He sido llamado a proteger a mi gente. Sé que al dedicarnos al espectáculo hay que aguantar los insultos. Y sonreír”, afirmó sobre el escenario el actor, el único en la noche que no pasó por la sala de prensa. Dos horas después, la Academia publicó un breve comunicado en el que señalaba que “no consiente la violencia de ninguna forma” y que había sido una noche para reconocer a los ganadores y a los amantes del cine.
La tensión entre la familia de Smith y el comediante, quien no se ha pronunciado al respecto y que ha asegurado que no pondrá denuncia ante la policía, no es nueva. Rock fue el encargado del monólogo cómico en 2016, un año después de que saltara la polémica en los Oscar por la falta de nominados negros. Muchos artistas afroamericanos llamaron al boicot. Entre ellos Jada Pinkett Smith, quien no acudió esa vez. “¿No es ella actriz de televisión? Jada boicoteando el Oscar es como yo boicoteando la ropa interior de Rihanna. No estaba invitada”, bromeó Rock entonces.
Un mensaje empañado
El incidente de Smith dinamitó una gala que buscaba elevar las cifras de audiencia y lanzar un mensaje de diversidad e inclusión después de años de críticas de diferentes colectivos. Fuera de ese episodio, hubo pocas sorpresas en la noche que coronó a CODA, una película sobre una familia de sordos, con las tres categorías en la que estaba nominada: mejor película, guion adaptado para su directora, Sian Heder, y mejor actor de reparto para Troy Kotsur, quien se convirtió en el segundo sordo ganador de un Oscar (después del de Marlee Matlin en 1986, que también aparece en el filme). Kotsur interpreta a un pescador obligado a aceptar el deseo de su hija de dejar el negocio familiar para estudiar música. El actor dio uno de los discursos más emotivos de la noche: “Mi padre era el mejor intérprete de lenguaje de signos en mi familia, hasta que tuvo un accidente que lo dejó paralizado del cuello para abajo y le impidió mover las manos. Papá, aprendí mucho de ti. Eres mi héroe”, dijo Kotsur.
Jessica Chastain, la favorita para el premio de mejor actriz protagonista, confirmó las apuestas y se hizo con el galardón por Los ojos de Tammy Faye, lo que dejó a la madrileña Penélope Cruz sin estatuilla. De los otros tres españoles nominados, Javier Bardem, Alberto Iglesias y Alberto Mielgo, solo este último logró la estatuilla por su corto de animación The Windshield Wiper.
El triunfo de CODA ha sido una victoria silenciosa. Las 2.600 personas presentes en el teatro Dolby alzaron sus manos para sacudirlas en el aire, haciendo el aplauso de los sordos. La película se había convertido en una importante contendiente en las últimas semanas de la temporada de premios, que empezó con El poder del perro como favorita, sobre todo después de lograr hace una semana el galardón del sindicato de productores, que usualmente predice el premio más anhelado de la velada. Estrenada en enero del año pasado en Sundance, fue comprada por Apple TV por 25 millones de dólares (23 millones de euros). Entonces pareció un precio excesivo, pero hoy ya parece amortizado y hace subir varios grados en el escalafón de la industria a la empresa de la manzana, que aún busca consolidar su posición como estudio señero en Hollywood. La compañía ya tiene su primer premio a mejor película, algo que se le sigue negando a Netflix, que solo ha logrado tres premios de 27 nominaciones.
La vuelta de Campion
La otra gran favorita era El poder del perro, que tenía 12 candidaturas y solo se ha llevado el de mejor dirección para Jane Campion. La neozelandesa se convierte en la tercera cineasta que gana esa estatuilla. Hollywood la encumbra casi 30 años después de su candidatura por El piano. “Es una vuelta que me deja muy satisfecha porque te demuestra que puedes seguir evolucionando y aprendiendo”, ha asegurado la directora a la prensa. En el lado opuesto está Dune. La taquillera película de ciencia ficción del director canadiense Denis Villenueve arrasó en todas las categorías técnicas, con seis premios. Entre ellos, el de mejor banda sonora original, que se llevó Hans Zimmer (quien no estuvo presente) frente al español Alberto Iglesias. Es el segundo premio para Zimmer desde El rey león en 1994.
Fue también una noche de sketches cómicos. Amy Schumer, una de las tres conductoras junto a Regina Hall y Wanda Sykes, había mostrado su ácido sentido del humor. “Este año la Academia contrató a tres mujeres porque es más barato que contratar a un hombre”, “¿Saben quién aparece en el montaje de tributos póstumos? Los Globos de Oro”, fueron algunas de sus bromas.
También hubo tributos a películas como Pulp Fiction o James Bond, una marca cinematográfica que cumple 60 años; los 50 años de Cabaret, con Liza Minnelli entregando el premio de mejor película, y el medio siglo de El padrino. Un octogenario Francis Ford Coppola subió al escenario escoltado por Al Pacino y Robert De Niro para dar las gracias a Mario Puzo, el escritor que creó la materia prima de la que nació la película de mafiosos más importante de la historia del cine. También tuvo palabras de agradecimiento para Robert Evans, el legendario productor de sus cintas, con quien tuvo una tirante relación profesional. Sus palabras dejaron claro que algunas broncas en Hollywood sí pueden superarse.
La incógnita era si la guerra en Ucrania iba a convertirse en protagonista de la gala. No lo ha sido. La actriz Mila Kunis, de origen ucranio, presentó la actuación de la canción nominada Somehow You Do, de Reba McEntire, con una referencia a la situación sin mencionar específicamente a Ucrania: “Recientemente, los acontecimientos internacionales nos han dejado afectados. Pero cuando contemplas la dignidad y fortaleza de los que sufren tanta devastación es imposible no emocionarse por su resiliencia”. Inmediatamente, unas cartelas en pantalla pidieron un minuto de silencio tras la actuación de McEntire: “El cine es una manera de mostrar nuestra humanidad en tiempos de conflicto —se leía—. La realidad es que millones de familias en Ucrania necesitan comida, agua, atención médica y servicios de emergencia. Los recursos son escasos y nosotros —colectivamente— podemos hacer más. Os pedimos que apoyéis a Ucrania en la forma que podáis”. Más tarde, Coppola cerró su discurso con un “Viva Ucrania”, al que se unió De Niro. Algunos invitados, como Jamie Lee Curtis o Paolo Sorrentino, llevaban lazos azules de apoyo a los refugiados.
Ritmo endiablado
Will Packer, el productor de la noche, había trabajado para hacer más ágil una ceremonia de tres horas de duración que abrió con el enganche más potente: Beyoncé cantando en vivo en las canchas de Compton, uno de los barrios negros más vibrantes de Los Ángeles. Desde los palcos del teatro un dj trataba de hacer menos tediosas las esperas. Fue un evento con mucho ritmo. Ocho de las 23 categorías se entregaron antes en una gala previa, grabadas y emitidas después durante la ceremonia oficial. Eran reconocibles porque los ganadores no caminaban al escenario, sino que aparecían mágicamente sobre él. Sus discursos, incluso en equipos numerosos de los premios técnicos, fueron reducidos a un montaje de 60 segundos añadido al directo.
El ritmo de Hollywood es tan desenfrenado e implacable que arrolló al contemplativo tiempo japonés. Ryusuke Hamaguchi, director de Drive My Car, una película de profundo sentido literario y dramático de tres horas que logró colarse entre las nominadas a mejor película, solo ganó el galardón a mejor cinta internacional. El grupo musical que actuaba lo sacó del escenario tras unos breves agradecimientos a su reparto.