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‘La voz de Hind’: una niña pide que la salven. Y escuchamos su voz

El filme me provoca reacciones físicas: el escalofrío, el nudo en la garganta, la aparición de la lágrima, la maldición sobre sus verdugos

Motaz Malhees, en una imagen de 'La voz de Hind', con una foto real de Hind.

No se qué responder cuando amigos que saben que he visto La voz de Hind me piden mi opinión sobre ella. Me resulta inútil hablar de ella en términos de calidad o de ausencia de ella, ni tampo...

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No se qué responder cuando amigos que saben que he visto La voz de Hind me piden mi opinión sobre ella. Me resulta inútil hablar de ella en términos de calidad o de ausencia de ella, ni tampoco puedo asegurar a nadie que va pasar un rato muy entretenido. Yo la vivo en perpetuo e inolvidable sobresalto aunque ya sepa como va a terminar esta historia intolerable y pavorosa. Y sabiendo trágicamente que no hay nada de ficción en ella, aunque la interpreten actrices y actores. Pero existe algo intolerablemente real. Es la voz real de una niña palestina de seis años. Existió. Solo durante tiempo tan breve. No hay ningún momento de relajación para el espectador y hacia el final percibo reacciones físicas en mí. O sea: el escalofrío, el nudo en la garganta, la aparición de la lágrima, la maldición sobre sus verdugos, la seguridad de que la voz que has escuchado suplicando ayuda no se la ha inventado ningún guionista que pretenda impresionar al espectador, sino que estás oyendo a esa cría. Es una experiencia brutal.

La directora es tunecina. Se llama Kaouther Ben Hania. Y en los títulos de crédito finales constato que en la producción figuran los nombres de Brad Pitt, Joaquin Phoenix, Rooney Mara y Jonathan Glazer, ese señor judío que dirigió la estremecedora La zona de interés localizada en la mansión del supremo guardián de Auschwitz. Que diversos reyes de Hollywood hayan ayudado a que se vea y se escuche La voz de Hind es tan insólito como alentador.

Se desarrolla íntegramente en las oficinas que tiene en Cisjordania la organización Media Luna Roja, que ejerce en el universo musulmán como el equivalente a la Cruz Roja. Ese angustiado personal mantiene permanente conversación telefónica con la pequeña Hind, que permanece atrapada en un coche familiar. La acompañan los cadáveres de sus tíos y sus primos, segados por el ejército israelí. Milagrosamente, ella todavía sobrevive, aunque envuelta en la sangre de esa gente. Pide que vayan a salvarla. También cuenta que está apareciendo la oscuridad y que le da mucho miedo. También nos informan de que ella era feliz cuando pisaba la arena después de haber estado en el agua.

Y vemos sus fotografías. Era muy bonita, aunque en la última imagen aparezca con su cabecita casi rapada. Su voz no está simulada o doblada. Es ella. Lo que estamos escuchando ocurrió. Y los que deben salvarla de la matanza de los lobos, vestidos de uniforme y en un tanque cercano. Los que la escuchan se desesperan, se gritan, buscan compulsivamente y sin éxito la salvación de esa inocente. Sabemos que fue en vano.

Kaouther Ben Hania crea una atmósfera irrespirable, la que se merece esta historia. Y abominas de la barbarie. Aún más cuando se ceba con los inocentes, con la infancia. Y hay que ser muy miserables para justificarla, o afirmar que todo lo peor puede ocurrir en esa abominación ancestral llamada guerra. Fue abominable la matanza que perpetró Hamás. Y entre gente que estaba celebrando una fiesta. Pero no existen calificativos ajustados para definir la salvaje respuesta de Israel. Son millares las criaturas palestinas que han sido masacradas. Y continúa. Oímos las últimas palabras de al menos una de ellas. Se llamaba Hind. Y provoca escalofríos. Y mala hostia. También infinita compasión.

La voz de Hind

Dirección: Kaouther Ben Hania.

Intérpretes: Motaz Malhees, Saja Kilani, Clara Khoury, Amer Hlehel .

Género: drama. Túnez, 2025.

Duración: 89 minutos.

Estreno: 28 de noviembre.

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