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Mira Nair, la madre del nuevo alcalde de Nueva York: por qué el mundo del cine se volcó con Zohran Mamdani

La directora de ‘Mississipi Masala’ y ‘La boda del monzón’, ganadora del León de oro en Venecia, es la realizadora india más popular y ha sido candidata al Oscar

No habían pasado ni minutos del triunfo en las elecciones a la alcaldía de Nueva York cuando un numeroso grupo de gente del cine empezó a felicitar en redes al recién elegido Zohran Mamdani: Spike Lee, Mark Ruffalo, Cynthia Nixon, Ilana Glazer... No solo habían participado en la campaña de Mamdani llamando por teléfono a votantes indecisos, sino que subrayaban la conexión del nuevo regidor con el mundo de cine: su madre es Mira Nair, la cineasta india ganadora de León de oro de Venecia con La boda del monzón (2001) y de la Cámara de oro de Cannes con su debut Salaam Bombay! (1988). Por cierto, por ese premio saltó al cine indie estadounidense para realizar Mississippi Masala (1991), con Denzel Washington, otra ligazón entre los mundos de Mamdani y Spike Lee. Justo en ese 1991 nació su hijo Zohran.

Mira Nair (Rourkela, 68 años) fue, como su hijo estos días, una pionera en su terreno. En su caso, ha sido la primera cineasta de autor india conocida en todo el mundo. Hija de un funcionario y de una trabajadora social, de familia hinduista con orígenes en el Punjab, Nair estudió Sociología y Literatura inglesa, hasta que se sumó a una compañía de teatro político callejero.

Aunque todavía andaba indecisa entre la actuación y la dirección, tras rechazar una beca en Cambridge, aceptó otra de Harvard y a los 19 años se mudó por primera vez a EE UU. Allí se especializó en documentales, y asumió que lo suyo era la realización. Como contaba décadas más tarde: “Hoy tengo claro que lo que me motiva es el trabajo en equipo. Por eso nunca seré ni fotógrafa ni escritora. Trabajar con gente, con la vida, es mi punto fuerte”.

En su segundo mediometraje documental, So Far from India (1982), Nair contaba la historia de un vendedor hindú de periódicos en Nueva York, que se iba poco a poco alienando por la ciudad, por su situación, y por ello se alejaba de su familia y de su herencia india. La cineasta siguió haciendo documentales de metraje de una hora, pero su salto al largo llegó con Salaam Bombay! (1988), un retrato fidedigno de la vida de los niños en las calles de la ciudad india, en la que su primer marido, Mitch Epstein, fue productor y diseñador de producción. La película no solo ganó la Cámara de Oro, sino que fue finalista al Oscar a la que entonces era la estatuilla a mejor película de habla extranjera.

Para su segundo largo, Mississippi Masala, Nair viajó hasta Uganda para documentarse para el guion. El 29 de marzo de 1989 conoció a un profesor de antropología, Mahmood Mamdani, que aunque ugandés había nacido en Bombay, y su familia procedía de la India: formaban parte de la diáspora provocada por el Imperio Británico. Mamdani compartía cóctel étnico con el personaje protagonista de la película, al que dio vida Sarita Choudhury —actriz ahora habitual del cine de Isabel Coixet—, que se enamora en un pequeño pueblo de Misisipi de un limpiador de alfombras (Denzel Washington). Por su parte, Mamdani y Nair se casaron en 1991 y ese año nació en Kampala Zohran.

Tras el triunfo de su hijo, Nair compartió una historia de Instagram de la productora y directora Zoya Akhtar con el título “Zohran, qué belleza”, acompañado de emojis de corazones y fuegos artificiales. “Zohran Mamdani ha ganado oficialmente las elecciones a la alcaldía de Nueva York a los 34 años”, decía la publicación de Akhtar.

En el Hindustan Times, hace unas semanas, la cineasta aseguraba que su hijo podía marcar la diferencia. ¿Y si quisiera dedicarse al cine? “Debería hacer lo que quiera. No lo veo haciendo películas. Está muy involucrado en la actualidad, la política y los temas políticos. Creo que puede participar activamente en el mundo para generar un cambio. Le interesa muchísimo”. Y sobre si se sienten extranjeros en EE UU, Nair aseguraba: “No somos extranjeros para nada. Él es muy parecido a nosotros. No es solo estadounidense en absoluto. Nació en Uganda y se crio entre India y Estados Unidos. Se siente como en casa en muchos lugares. Se considera ugandés e indio a la vez. Es un chico muy inteligente. En casa solo hablamos hindi”.

Mientras buscaban localizaciones para el rodaje de las secuencias de la infancia de la prota de Mississippi Masala, Nair encontró una casa en la cima de una colina en Kampala, con vistas al lago Victoria. La casa aparece en la película y el antropólogo y Nair la compraron. Allí, entre jacarandas, el alcalde de Nueva York vivió sus primeros cinco años de vida.

Nair ha vivido con su marido y su hijo desde finales del siglo XX en Nueva York al aceptar el antropólogo una oferta de trabajo en la Universidad de Columbia. Por eso participó en la película colectiva 11′09′'01 - 11 de septiembre (2002), sobre el 11-S. Esa mudanza a EE UU no coartó los viajes de la cineasta rodando por todo el mundo: Cuando salí de Cuba (1995); Kamasutra, una historia de amor (1996) o La boda del monzón (2001), cine que ha combinado con diversos filmes para televisión como Y Jesús... lloró (1998) o Ciegas de amor (2002). Con La boda del monzón Nair ganó el León de oro del festival de Venecia.

La cineasta es famosa por rodar de manera muy rápida y eficaz, con el equipo estrictamente necesario, y solo lo que le interesa. Un ejemplo: rechazó dirigir una entrega de la saga Harry Potter porque antepuso su proyecto El buen nombre (2007), una decisión tomada tras oír a su hijo Zohran, que le insistió en que solo ella podía versionar el libro de Jhumpa Lahiri. Y sus intereses son muy diversos: en La feria de las vanidades (2004) adaptó la novela de William Thackeray; en Amelia (2009) realizó un biopic de la legendaria piloto estadounidense de aviación Amelia Earhart; en El fundamentalista reticente (2012), en la que un joven paquistaní persigue el éxito en Wall Street, reflexionó sobre el impacto del 11-S en la comunidad inmigrante paquistaní en la Gran Manzana...

Nair sigue muy unida a Uganda: allí da clase a jóvenes cineastas en un laboratorio fílmico convocado anualmente (también es profesora en la Universidad de Columbia desde 2015), y allí dirigió en 2016 La reina de Katwe, la historia de una niña que ve cómo cambia su mundo cuando aprende a jugar al ajedrez. Ese ha sido su último trabajo para la gran pantalla, porque ha mantenido su producción en series para cadenas de televisión y plataformas digitales.

Una última ligazón emocional entre madre e hijo. Si el nuevo alcalde ha hablado de “genocidio” para calificar la invasión de Israel de Gaza, es porque en su casa nunca ha habido dudas: en 2013, Nair rechazó participar en el festival de Haifa (Israel) y prometió que solo pisaría ese país cuando “el apartheid haya desaparecido”.

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