¡Son unos pesados…!

Silenciada, triste y preocupante actuación de los tres novilleros ante una bien presentada y noble novillada de Fuente Ymbro

Nek Romero, en una chicuelina a su primer novillo.Alfredo Arévalo (Imagen cedida por Plaza 1)

Cuando las mulillas se disponían a arrastrar al segundo novillo de la tarde, el reloj marcaba las siete de la tarde. Hacía una hora que había comenzado el festejo. Justo en ese momento, un nutrido grupo de turistas orientales se levantó de sus asientos y de modo diligente y sin hacer ruido se marchó de la plaza. Fueron, sin duda, los más listos del lugar.

Los que se quedaron aguantaron una de las tardes más soporíferas y preocupante de la temporada: tres chavales de no más de veinte años, con unas incipientes y exitosas carreras a sus espaldas echaron unos borrones de los que tardaran en recuperarse si es que lo consiguen.

Ni una sola ovación escuchó ninguno de los tres, ni un muletazo para el recuerdo, ni un detalle torero; los tres naufragaron peligrosamente ante una novillada bien presentada, cumplidora en general en los caballos y noble en el tercio final. Pero todo surgió desordenado, embarullado, sin pies ni cabeza, sin ideas.

Es cierto que Romero destacó en un quite por ceñidas gaoneras en el primero, al igual que su compañero Chicharro en el segundo, al que le respondió Romero por chicuelinas; y Valentín lo intentó por tafalleras en el tercero, pero ninguno fue capaz de captar la atención del público.

Hubo, al menos, buenos pares de banderillas a cargo de Raúl Ruiz, Jesús Robledo Tito, Víctor del Pozo y, especialmente, de Juan Carlos Rey en el sexto de la tarde, pero no más.

Hay que tener paciencia para soportar una tarde como la de hoy. Hasta siete avisos escucharon los toreros, prueba concluyente de que son unos pesados y que aburrieron a las ovejas con faenas tan insulsas como largas, y sin fundamente alguno. Será verdad que existe una corriente de pensamiento en el programa de formación de los novilleros que defiende que las faenas de muleta no deben estar delimitadas por el reloj, a fin de que cada cual les dedique el tiempo que considere necesario. Si alguna vez se impusiera esa norma, la desaparición de la fiesta sería inminente, porque no habría alma humana que las aguantara.

Muy superficial Valentín Hoyos, molestado por el viento en su primero; comenzó de rodillas su faena al cuarto y dio pases y más pases sin interés alguno. Algún muletazo suelto de Romero con la mano derecha en el segundo, y nada ante el quinto, el más parado; unos estatuarios ceñidos de Chicharro ante el tercero dieron paso a una labor muy desordenada, y fue incapaz de dar un muletazo limpio ante el repetidor sexto. Y los tres toreros alargaron hasta la extenuación sus faenas y mataron muy mal. Un horror.

La tarde de hoy merecería que los tres novilleros reflexionaran seriamente sobre su presente y futuro. O cambian de actitud o tendrán que pensar en otra profesión antes de que sea demasiado tarde.

Fuente Ymbro/Hoyos, Romero, Chicharro

Novillos de Fuente Ymbro, bien presentados, mansos primero y cuarto en varas, cumplidores en general los demás, nobles y con escaso celo en el tercio final.

Valentín Hoyos: tres pinchazos _aviso_ cuatro descabellos y el novillo se echa (silencio); metisaca y estocada  _aviso_ (silencio).

Nek Romero: pinchazo _aviso_ pinchazo, media estocada, un descabello _2º aviso_ y tres descabellos (silencio); pinchazo y estocada baja (silencio).

Alejandro Chicharro: dos pinchazos _aviso_ dos pinchazos, casi entera trasera y caída  _2º aviso_ (silencio); estocada baja _aviso_ dos descabellos y el novillo se echa (silencio).

Plaza de Las Ventas. 3 de octubre. Tercer festejo de la Feria de Otoño. Tres cuartos de entrada (16.274 espectadores, según la empresa).

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