Emocionante, rápido, masivo y limpio segundo encierro de los temibles toros de Cebada Gago en San Fermín

Seis contusionados, ningún herido por cornada (desde el año 1991), y un toro inutilizado al partirse un pitón

El segundo encierro de San Fermín, este lunes en Pamplona.Foto: REUTERS/VINCENT WEST | Vídeo: EPV

Este año se ha modificado sustancialmente la tradición. En la trigésimo cuarta carrera de los toros de Cebada Gago, temibles y queridos en San Fermín, y cuya hoja de servicios habla de 61 cornadas en su larga historia, el herido más grave ha sido un toro, que ha quedado inutilizado para la lidia al partirse el pitón izquierdo en un lance de la carrera.

El primer parte médico provisional habla de seis corredores contusionados, con golpes en los hombros, la cara y la cabeza, en el curso de una carrera rápida (2 minutos y 41 segundos), masiva a medida que el recorrido se acercaba a la segunda mitad de la calle Estafeta, emocionante porque muchas han sido las caídas y los atropellos y, por fortuna, limpia de cornadas.

Otra mañana más, los veteranos cabestros lideraron la carrera en cuanto el primer cohete abrió la puerta de los Corrales y la compacta manada inició la alocada subida por la Cuesta de Santo Domingo, más despejada que este domingo. Tres bueyes por delante, un toro negro en último lugar, y a toda velocidad llegaron a la plaza Consistorial, bajaron la calle Mercaderes, y humanos y animales frenaron ante el muro de los tablones que marcan el ángulo de 90 grados donde comienza la calle Estafeta.

Un mozo es arrollado por uno de los toros de la ganadería de Cebada Gago en la curva de Mercaderes, este lunes durante el segundo encierro de los Sanfermines.Villar López (EFE)
Un corredor cae sobre uno de los astados, este lunes en la curva de Mercaderes. Villar López (EFE)
Varios mozos son aplastados contra una de las vallas al paso de los toros de la ganadería Cebada Gago, este lunes en Pamplona. Jesús Diges (EFE)
Un mozo cae al suelo durante el segundo encierro de los Sanfermines, este lunes por las calles de Pamplona. Villar Lopez (EFE)
Un toro pasa por encima de un corredor, este lunes a su paso por la calle Estafeta. Susana Vera (REUTERS)
Decenas de corredores en la curva de Mercaderes con Estafeta, durante el segundo encierro de San Fermín. Vincent West (REUTERS)
Varios mozos son perseguidos en el tramo inicial de la calle Estafeta, este lunes. J.P. Urdiroz (EFE)
Varios mozos son perseguidos por los astados en el acceso a la plaza de toros de Pamplona, este lunes. Jesús Diges (EFE)
Corredores a su entrada de la plaza de toros de Pamplona, este lunes durante el segundo encierro de San Fermín. Sergio Martín (EFE)
Varios mozos son perseguidos por los toros de la ganadería de los Herederos de D. José Cebada Gago, de Medina Sidonia (Cádiz), este lunes en Pamplona. J.P. Urdiroz (EFE)
Decenas de corredores rodean los astados de la ganadería Cebada Gago, este lunes. Alvaro Barrientos (AP)

Redujeron la velocidad, pero no todos. Un toro negro no pudo evitar el encontronazo con las tablas, y allí apareció un mozo con chaqueta veraniega de color azul que quedó hecho una madeja con el animal. Uno y otro tardaron en recuperar la verticalidad, pero el miedo mutuo evitó el drama. La preocupación del toro era no perder la manada de sus hermanos, y la del corredor, huir del lugar de los hechos, nada agradable, por otra parte. El susto le durará un rato.

La procesión quedó entonces muy estirada, cada vez más corredores, algunos de ellos veteranos y con oficio, y otros con evidentes muestras de su bisoñez, lo que propició bonitas carreras por un lado y atropellos y caídas por otro.

La curva de Telefónica y el callejón cercano a la plaza estaban abarrotados de gente, lo que impedía el paso de los toros rezagados, y muchos corredores rodaron por el duro suelo.

varios mozos son perseguidos en el tramo inicial de la calle Estafeta desde la curva de Mercaderes.J.P. Urdiroz (EFE)

Al final, el bendito aire del ruedo —hoy, menos gente que este domingo—, lo que permitió el efectivo trabajo de los dobladores y la rápida entrada de los toros en su cobijo matutino tras el ruidoso alboroto de la carrera.

Transcurridos 2 minutos y 41 segundos —cinco menos que el año pasado—, el último toro se perdió en la oscuridad de los corrales. Allí descansan ya los toros de Cebada Gago, tres negros, dos castaños y un ensabanado salpicado, que responden a los nombres de Desgreñado, Avanto, Compuesto, Bético, Semillero y Gritón, y pesan entre 510 y 595 kilos. Uno de ellos ha sido el herido, que no corneado del encierro, y su pitón partido no tiene cura, así que no podrá demostrar esta tarde sus condiciones como toro bravo.

Esta corrida gaditana será lidiada por un cartel internacional, integrado por el francés Juan Leal, el valenciano Román y el mexicano Isaac Fonseca.

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