SFDK rompe las costuras del rap en Sevilla con el concierto más multitudinario del género en España
Los sevillanos Zatu y Acción Sánchez reúnen en el estadio de la Cartuja a 60.000 personas para celebrar sus treinta años como referentes del ‘hip hop’ acompañados de una treintena de artistas de varias generaciones
SFDK es el acrónimo de Straight from Da Kranny, lo que traducido viene a ser algo así como “directamente desde el rincón”, o “del escondrijo”. Ese escondite del mundo en el que nació el grupo sevillano líder del hip hop en España y Latinoamérica es Pino Montano, un barrio de aluvión en la zona norte del extrarradio sevillano, desde el que Zatu (Saturnino Rey, Sevilla, 47 años) y Acción Sánchez (Óscar Sánchez, Sevilla, 47 años) dinamitaron las escasas posibilidades de futuro que parecían venirles marcadas en el código...
SFDK es el acrónimo de Straight from Da Kranny, lo que traducido viene a ser algo así como “directamente desde el rincón”, o “del escondrijo”. Ese escondite del mundo en el que nació el grupo sevillano líder del hip hop en España y Latinoamérica es Pino Montano, un barrio de aluvión en la zona norte del extrarradio sevillano, desde el que Zatu (Saturnino Rey, Sevilla, 47 años) y Acción Sánchez (Óscar Sánchez, Sevilla, 47 años) dinamitaron las escasas posibilidades de futuro que parecían venirles marcadas en el código postal.
Treinta años después de que se unieran Zatu y Acción Sánchez para burlar al destino con su mezcla de rimas y beats, a la banda de rap más longeva de este país, la que ha hecho que Sevilla se posicione en el mapa musical nacional como la capital indiscutible del hip hop, las paredes de aquel rincón parecían quedarle ya muy lejanas cuando los músicos abrazaron este sábado a los más de 60.000 espectadores que inundaron el estadio de la Cartuja de Sevilla para hacer posible un nuevo hito en la carrera musical más heterodoxa aunque más consolidada del país: SFDK reunía el mayor aforo de la historia del rap español en el primer concierto de este género que se celebra en un estadio en España.
“¿Dónde está Pino Montanoooo?”, llegó a gritar atronadoramente Zatu a la muchedumbre, entre las que se levantaban banderas mexicanas, venezolanas, también andaluzas… “Sois muchos los que nos seguís desde Latinoamérica”, bendijo el artista, rendido ante un espectáculo hasta ese momento inédito para sus ojos. Es el milagro de convertir lo local en un hecho universal lo que quedó patente a lo largo de las cuatro horas de concierto, en las que Zatu ejerció de maestro de ceremonias para dar cabida en el escenario a una treintena de invitados, que acompañaron a los sevillanos en un show cuidadísimo, perfectamente guionizado, sin perder un ápice de frescura y emoción, que recordaba más a grandes eventos musicales internacionales que a las pequeñas salas de conciertos donde hasta ahora se habían batido el cobre estos muchachos de barrio que, no es incompatible, hace ya tiempo se convirtieron en los raperos más carismáticos del país, “la vieja escuela”, como se reconocen treinta años después con la llegada del autotune y los híbridos más banales del trap, el electro o el drill.
Por la ciudad procesionaban desde media tarde pandillas en tropel con cuatro letras en sus camisetas, sonaba SFDK en los taxis, en antiguos radiocasetes sacados sin complejos a plena calle, hoy artefactos exóticos de otro tiempo, que venían a marcar el carácter intergeneracional que ya tienen Zatu y Acción Sánchez. Dentro del estadio, la alfombra humana emocionaba a simple vista, parecía que el recinto se iba a romper por las costuras. Más cuando salieron a escena con su Sin miedo a vivir: “Con poco basta / Con techo pa’ dormir y con atún para la pasta / Parece mejorar pero se atasca”… rapeaba Zatu, para el que la conciencia de clase nunca pudo ser una elección personal.
El tema de arranque no era casual: Sin miedo a vivir, firmado en 2014, fue el álbum que marcó un punto de inflexión en la carrera de SFDK para convertirlos en un grupo más universal y abierto a nuevos públicos y sonidos. Era lo que se palpaba en la Cartuja: la fauna humana era imposible de clasificar, por ecléctica, por intergeneracional, pero igualmente entregada.
Pronto llegaron las colaboraciones que engrandecieron sin duda el espectáculo, una fiesta de amigos a la que estaban invitados grandes nombres del panorama del hip hop en España y otras veleidades de carácter más mainstream, como el cantautor sevillano Beret, uno de los primeros en salir para estampar su sello en el tema Cara B, cantado a grito limpio por las 60.000 almas que ponían el sello de histórica a la cita de este sábado. También Kaze, Lía Kali, Natos y Waor, enormes referentes de la nueva generación del rap español. Otros clásicos del género, como Nach y El Chojin; Fyahbwoy, colaborador de SFDK en temas como Seguiré al sol y Todo lo que importa. Pero, sobre todo, el trío formado por SHO-HAI, el DJ y productor R de Rumba y Kase 0, todos fundadores de Violadores del Verso, la banda zaragozana que despuntó junto con SFDK en los noventa, cuando el rap en España era aún un universo por explorar, una actividad marginal practicada en aquel rincón del que ellos la han sacado.
Pero hubo muchos más, porque cuatro horas pueden saber a poco —así se lo hizo saber su público— pero también dan para mucho. Fue emocionante ver y escuchar a El Langui, líder de La Excepción, arropado por Zatu en La calle Candela (El barrio, la chasqua, / la grieta en la cancha, / la coca te engancha, / y las hienas tambien, / cuidao con el jincho / que pincha / y sus 30 compinches / te linchan si solo te ven), otro himno para los que crecieron pensando que el futuro era un privilegio inalcanzable.
Entre los clásicos estuvieron también Little Pepe, David Sainz, Hazhe, y los sevillanos Karvoh, Juaninacka (colaborador de SFDK desde sus inicios) y Legendario (actual corista de la banda). Cómo no, Andreas Lutz, vocalista de O’funk’illo, otro héroe del hip hop que Sevilla ha exportado al mundo. Fueron hasta treinta, en un despliegue de poderío del género, que quiso abrazar también a los nuevos talentos del rap español, donde ya hay chicas que pisan fuerte —una de las asignaturas pendientes del hip hop ya por fin aprobadas—, como Sara Socas, la freestayler canaria que ha ostentado durante años el título de “única mujer” en batallas de gallos, premios y exhibiciones de rap en España y Latinoamérica.
Se acercaba el final y Acción y Zatu quisieron despedirse —luego habría más y hasta la sintonía para nostálgicos del final de la película Rocky Balboa— con su tema Yo estuve allí, que venía a remarcar el carácter casi épico de la cita y, verso a verso, es la autobiografía más emocional que ha firmado el grupo. “Quiero vivir con la esperanza / De otros 25 años de alianza de SFDK / Más no tensar pa’ no romper la tanza / Y guardo en casa temas nuestros en cinta TDK / Lo mío es tuyo siempre y sin fianza…”. Y seguía Zatu con lágrimas en los ojos: “¡Eh! Que si volviera a nacer / Moviendo el tiempo hacia atrás / Con todo por conocer / No lo tendría que pensar / Ahórrense el preguntar / Yo quiero pertenecer / A SFDK, A SFDK”, rapeaba acompañado por el coro ensordecedor de sus seguidores.